Consejo

1001 Palabras

Arlequín guardó su arma con una sonrisa siniestra y posteriormente rebusco algo en uno de los bolsillos interiores de su chaqueta. Segundos después saco una tarjeta oscura y una pluma, escribió algo en ella y luego se la arrojo a Armand. —¿Tu número privado?—supuso Armand creyendo que tal vez Arlequín se había exasperado a tal grado que ahora él pretendía sobornarlo o chantajearlo. —Una muestra de mi afecto—le corrigió Arlequín y es que, desde aquella noche, Armand había despertado en él el sentido de la emoción y la excitación, hacía mucho que no se sentía realmente emocionado por algo y a pesar de que Armand también representaba una piedra en su zapato, le intrigaba su forma de actuar y también el motivo que lo orillaba a seguir a esa muñeca como si fuera un perro faldero sin hogar y e

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