Subo corriendo las escaleras, entro a la habitación que sé que está ocupando pero no la veo, escucho sus arcadas por ende me dirijo al baño inmediatamente. Me lanzo a su lado y retiro su cabello haciéndolo a un lado. —Estoy aquí —susurro contra su cabello. Ella débilmente gira para mirarme, está pálida y ha cambiado de color. Levanta su mano y toca mi mejilla como si se quisiera asegurar de que era real. —Estoy aquí —repito mientras quito mechones de su frente sudada pero luego la siento caer en mis brazos, lo cual me indica que sé ha desmayado. Salgo del baño con ella cargada y la dejo en la cama, me siento al borde a esperar que despierte, de aquí no me muevo hasta que no abra sus hermosos ojos y que me diga aunque sea algún reproche. Luego de haber hablado con Helver de lo suced