SOFÍA —¿Y estos tacones? —me preguntó Chloe sentada en la cama su habitación. Los miré y arrugué la cara. —Me romperé un pie con eso, Chloe. —Por lo menos te has puesto el vestido —dijo, y se hundió en su zapatero buscando otros. Sí, porque el vestido era precioso. Un corto vestido rojo de satén que se estilizaba él sólo, y Chloe me había asegurado que estaba hecho para mí. Intentó subirme a unos tacones rojos bastante peligrosos, y al final me quedé con unos zapatos n***o de muy poco tacón. Chloe si se atrevió con ellos y cuando terminamos de arreglarnos, tuve que levantar el cuello un poco para mirarla. Ya se nos había hecho tradición ir a su casa para vestirnos, y eso era una actividad de amigas que no había hecho mucho cuando estaba en casa. —Vamos, iremos en mi coche —me di