¿Qué es peor que una bebé enferma? Que la niñera que la cuide esté enojada conmigo. No lo sé, crecí entre niñeras, señores de la limpieza, mayordomos y cocineros y nunca presté atención de si estaban enojados o no, pero ahora con Nina, es una necesidad de mi parte que me diga que todo está bien o por lo menos me dirija la palabra.
¡Es necia! ¡Muy necia! Si yo entraba a la sala, ella se movía al pequeño balcón que hay en la habitación, si yo iba hacia el balcón, ella regresaba a la sala y así, como un típico juego de al gato y al ratón, pasamos la mañana y parte de la tarde hasta que ambos nos quedamos dormidos. Ella con la puerta de su habitación medio abierta y dormida junto a Mar y yo en uno de los sofás de la sala para estar más cerca.
Hasta que horas después, y ya con la luna en el cielo el llanto de Mar me despierta e inmediatamente me levanto para ir a verla. Siento mi cuerpo completamente apaleado por la falta de sueño y todo lo que hemos pasado e incluso camino un poco mareado camino hacia la cama donde Nina va despertando y le toca la frente con ternura
— No tiene temperatura — me murmura.
Me acerco con cuidado y la toco yo también, debo admitir que el semblante de Mar ha cambiado por completo y ahora se ve muy diferente a como la sacamos del hospital. Ella toma uno de mis dedos y lo acerca a la boca, sonrío — creo que quiere algo — comento.
— Tiene hambre — dice Nina y camina hacia la cajonera que tiene en su habitación para preparar la fórmula.
Yo, la cargo entre mis brazos y comienzo a moverme por el cuarto meciéndola suavemente. Mare esboza una pequeña sonrisa y de pronto la sensación de ternura me invade por completo. Esta pequeñita confía ciegamente en mí, sabe que no la dejaré caer y que la cuidaré mientras ella no sepa cuidarse sola.
Nina se acerca con el biberón en la mano agitándola un poco — le puse dentro la medicina — me comenta — así que posiblemente al principio te ponga una mala cara.—
— ¿Le daré de comer yo? — pregunto un poco asustado, porque nunca lo he hecho.
Nina levanta la ceja y antes de que haya un reclamo tomo la mamila y la pongo lentamente en la boca, ella mete la mano de inmediato y la aleja — primero debes revisar la temperatura, que no esté muy caliente.—
— ¿No se supone que tú ya lo habías hecho? — pregunto — ¿Por qué me darías una botella con leche caliente? —
Nina suspira — Pablo, te estoy enseñando, además ¿qué pasa si yo me equivoco? Tengo muchas cosas en mente y se me puede pasar, así que siempre comprueba la temperatura.—
Lo hago, vierto unas gotas sobre mi mano y compruebo que está tibia. Cuando empiezo a alimentar a Mar ella abre un poco más los ojos — es una nena buena — le hablo al ver que toma la fórmula sin poner mala cara.
Nina me observa aunque no me dice nada, desde que regresamos del hospital sólo me habla lo esencial pero nada más, no quiere hacerme plática y creo que por el momento estamos bien.
Ella camina hacia la maleta de Mar y comienza a buscar un pequeño gorro, después regresa y se lo pone — Debemos mantener las orejitas calientitas ¿ verdad Marecito? Para que no entré el frío — y se lo pone mientras la nena come sin parar.
La observo mientras siento a Mar comiendo entre mis brazos, de pronto es muy importante que Nina vuelva a hablar conmigo. Ella camina alejándose de mi.
— Esa canción Nina, la que le cantas, es muy bonita — le comento y ella se voltea y me ve — Sólo quería decirte que es bonita — finalizo mi comentario que fu hecho para ver si puedo por fin iniciar una conversación.
Nina regresa y le sonríe a Mar — Mi hermana se la cantaba a mis sobrinos — contesta de pronto — Se llama "Estrellita".—
— Es muy bonita y tranquiliza a Mar, tal como lo dijiste — y puedo vuelvo a ver a Mar cerrado los ojos de nuevo.
— Me gusta cantarla, me trae buenos recuerdos .—
Vuelvo a ver a Nina y ella me ve ahora — ¿Qué? — pregunta.
— Casi no sé nada de ti Nina — y ella se ríe.
— Un poco tarde un mes después ¿no crees? Te salvaste de que fuera una traficante de órganos y en una de esas me llevara a la bebé sin que te dieras cuenta — y le acomoda el gorro a Mar.
— No te ves como una traficante de órganos — y sonrío.
— Eso lo sabes ahora pero ¿antes? — dice coqueta.
Ambos nos quedamos en silencio de nuevo viendo a la bebé que poco a poco va dejando de comer — Ahora debes quitarle el chupete con cuidado — me indica — la cargas sobre tu hombro y le das ligeros golpecitos en la espalda para que salga el aire, debes parar hasta que escuches un eructo, si la acuestas con aire le dará cólicos.—
Tomo a Mar y la recargo sobre mi hombro, huele a bebé, esa mezcla de aromas que siempre causa ternura. Comienzo a hacer lo que ella me dijo, Nina deja la botella sobre la mesa de noche y luego regresa— Parece ser que la medicina no le afectó en nada el hambre — comenta y yo sonrío.
— Ya dime Nina ¿cómo sabes tanto de niños? ¿Tienes hijos? — pregunto.
— ¿Crees que si tuviera hijos viajaría contigo por todos lados? — y mueve la cabeza a los lados sin poderlo creer.
— ¿Entonces? — pregunto.
— Acordamos en que no hablaríamos — me dice.
— Entonces pasaremos todo el tiempo así ¿sin hablarnos?— pregunto.
— Yo puedo, no sé si tú puedas — me contesta.
Sé que no debo insistir, pero no creo que aguante mucho sin dirigirle la palabra — No, no puedo, sólo responde sí o no ¿vale?.—
— No — contesta y luego sonríe.
— Ok, doy por hecho que entendiste.—
— No — vuelve a contestar pero esta vez la risa nos comienza a ganar.
— Entonces ¿ no quieres un aumento de sueldo? — pregunto rápido.
— No, digo, sí — y los dos comenzamos a reírnos rompiendo la tensión — ok, ¿qué quieres saber? — dice rendida.
— ¿Cómo sabes tanto de niños? — insisto.
— Cuidé a mis sobrinos, Francisco y Fernando — me contesta.
— ¿Gemelos? —
— Así es, mi hermana tuvo gemelos. Yo vivía en Brasil cuando los tuvo, tenía aproximadamente 15 años cuando ella me pidió que viniera a España a ayudarle a cuidarlos. Mi hermana trabajaba de noche en un bar, cantaba, somos una familia de cantantes frustrados — y se sonríe — así que mientras ella y mi cuñado trabajaban yo los cuidaba. Mi hermana les cantaba esa canción para tranquilizarlos y yo me la aprendí.—
— Tienes una voz muy bonita — agrego.
— Mi sueño era ser cantante y ahora soy la niñera de un empresario y canto en la regadera, es lo más lejos que llegaré — un ligero eructo sale de la boca de Mar y Nina me estira los brazos — dámela, yo la meso ahora — me dice.
Le paso a la niña con cuidado y después de acomodarla sigue meciéndola — Ahora mis sobrinos ya están grandes pero esa canción la recuerdan con cariño.—
El silencio vuelve entre los dos pero no por mucho tiempo — Mi hermana murió cuando los gemelos tenían 3 años — dice melancólica — murió en el parto de su tercer hijo, una niña, tenía una enfermedad y nosotros no lo sabíamos, así que mis cortos 17 años me hice cargo completamente de ellos mientras mi cuñado trabajaba. Mientras los niños dormían, atendía la casa y cuando se iban a al escuela estudié una carrera de entrenador "fitness".—
— ¡Ah! Ya veo — digo sonrojándome al recordar su cuerpo.
— Cuando terminé comencé a dar clases y ya, esa es la historia.—
— ¿Y tu trabajo sabes que estás aquí? — pregunto.
— Mi trabajo es cuidar a Mar — dice sin más y luego se voltea para caminar por la habitación mientras la mese — Tú ¿has pensado qué le dirás a tu familia sobre ella?
— Por ahora quiero que esto se quede entre los dos, quisiera averiguar un poco más sobre Mar. Estuve leyendo y el cumpleaños de Mar es el 5 de junio así que oficialmente tendrá dos meses el próximo viernes — y nació en Madrid.—
— Wow, es la información más completa que hay en el mundo — me dice burlona.
— Al menos ya sabemos algo — concluyo.
— Bueno, al menos Mare tiene un cumpleaños ya — le dice feliz — ¿Por qué crees que es sorda? — comenta de pronto — ¿Su madre lo sería? ¿Tuviste relaciones con alguien así? — pregunta indiscreta .—
— Nina, no sé — contesto evitando la pregunta.
— Oye, así como estás de Sherlock Holmes rastreando los inicio de Mar, deberías hacer un tipo árbol genealógico de novias y chicas con las que te has acostado para ver si la encuentras . —
— Sugieres que haga un lista y las busque para preguntarles ¿oye, de casualidad abandonaste a una bebé en la puerta de mi piso? — y Nina se ríe.
— Es un opción, además cuántas pueden ser ¿30? ¿40? —
— ¿Es tu forma de averiguar cuántas veces tengo sexo Nina? — pregunto de inmediato y la veo a los ojos.
Ella ignora mi mirada que se ha fijado en la suya, Nina suele hacer mucho eso y es una lástima porque me encanta ver sus ojos — Sólo digo — contesta finalizando el pensamiento.
— Haré memoria, pero no creo que funcione así, lo mejor es una prueba de ADN para saber si...— y ella me ve de nuevo con esos ojos de que expresan todo — bueno, es tarde y estamos cansados ¿qué te parece si volvemos a dormir por otro rato? Mañana debemos viajar de nuevo.
Camino hacia Nina y me acerco a Mar — Buenas noches Mare — le murmuro a la niña — Buenas noches Nina — le digo y sin darme cuenta le doy un beso a ella en la frente también. Nina me voltea a ver y sonríe.
— Aún sigo enojada contigo — me murmura bajito.
— Lo sé — contesto y regreso al sofá para acomodarme de nuevo. Veo a Nina apagando la luz y recostando a Mar sobre la cama, después lo hace ella y la habitación queda en silencio — Buenas noches Nina— retumba mi voz en la habitación.
— Buenas noches, Pablo — y después se escucha el silencio.