Pasar toda la noche en vela en urgencias no era una de las situaciones que tenía contemplada para la gira, sin embargo, el saber que Mar se encontraba bien y el que haya dormido toda la noche entre mis brazos sin despertarse por alguna molestia valía la pena en todos los niveles. Sin embargo, yo me siento fatal, me siento como la peor persona del mundo y admito que no reaccioné de la mejor manera ante este asunto, me vi egoísta, lento y muy egocéntrico, quise tapar el problema dándole lo que ella "necesitaba" pero en realidad no le estaba dando nada, Mare sólo quería a alguien que la comprendiera y la tuviera así, en brazos, y la amara sin condiciones.
— Lo siento mi Mar — le murmuro mientras veo cómo duerme tranquila — No me alcanzará la vida para pedirte perdón por este tiempo de terror y angustia. Ni siquiera sé bien cuando naciste, ni cuántos meses tienes en realidad y ahora que te veo te pareces un poquito a mí, espero no sea muy tarde para ganarte poco a poquito.—
La dejo un minuto sobre la cuna que le pusieron en la habitación para que durmiera, que no ha usado en toda la noche, y me estiro un momento, el estar sentado toda la noche me ha pasado factura, pero juro que nunca más la volveré a abandonar de la manera que lo hice.
— Señor Del Moral — escucho una voz en la entrada.
— Dígame, sí — contesto de inmediato.
— Daremos de alta a Mar para que pueda ir a su casa. Sólo le voy a pedir que evite lo cambios de clima, el pasar de frío a calor puede que le haga daño y no queremos que regrese con otra infección así, la nena esta muy chiquita para infecciones de este tipo.—
— Sí, lo siento, no se repetirá — digo como niño regañado.
— En un momento le traigo el papel del alta junto con las medicinas que le debe dar a la niña — me comenta y sale del lugar.
Observo a Mar y sonrío — Vas a estar bien, te lo prometo, además tienes a la mejor niñera de todas, a Nina, que seguramente me matará por todo lo que pasó y tiene razón.— Salgo del cuarto y camino hacia la puerta de la sala de espera — ¿Podría cuidar a la nena por unos segundos? — le pido a una de las enfermeras y ella me sonríe en señal de que lo hará.
Voy a la puerta de la sala de espera y puedo ver a Nina profundamente dormida en el sofá con el conejito de Mar entre sus brazos, me acerco ligeramente a ella y le toco el hombro — Nina — murmuro y ella abre los ojos y me ve de inmediato, y al verla así de nuevo esa sensación de felicidad regresó a mí.
— ¿Qué pasó? — pregunta asustada.
— Tranquila, todo bien, van a dar de alta a Mar y ya nos podremos ir al hotel — le comento.
Ella se levanta y comienza a mover su cuerpo para estirarse y aliviar un poco el haber pasado toda la noche dormida en el sofá. Me ve de nuevo y esa cara de molestia que siempre tiene conmigo reaparece — Pablo — me dice seria — si vamos a seguir así te juro que no duraré mucho a tu lado, mira, por más que necesite el trabajo no puedo quedarme con una persona que niega a una bebé como Mar — me dice firme.
— Lo sé y necesito hablar contigo pero en otro lugar.—
— No, lo haremos aquí, donde no puedas esconderte, donde no llegues a tu habitación y te encierres dejándonos afuera, estoy cansada de tus rabietas de niño pequeño y tu constante negativa para acercarte a Mar ¿sabes? Sí, ya entendí, no soy tonta, Mar no es tu hija y no la quieres pero entonces no entiendo por qué hacer tanto lío del asunto. La niña ya sufrió bastante con una madre que no la quiere y que la abandona a su suerte para que luego esté pasando de brazo en brazo de personas desconocidas como tú y yo.—
— Nina — la interrumpo.
—No, yo estoy hablando, ahora me toca a mí — me dice más enojada y comenzando a llorar— Marecito necesita una familia que la quiera, un padre que esté atenta con ella y una madre que la cuide. Yo sólo soy una niñera y la quiero con mi alma pero no sirve de nada, además si tú decides abandonarla a su suerte de nuevo ¿de qué sirve que yo le hable bonito de ti? y le diga que muy en el fondo sólo eres un hombre muy confundido pero que eres bueno y gentil, sí ya sé que no escucha, pero tengo la esperanza que muy en el fondo me escuche cantarle y decirle lo bonita y tierna que es — y las lágrimas salen de sus ojos— Y tú dices "es que no tengo el valor de dejarla en una casa de cuna" — imita mi voz que en otra circunstancia me hubiera provocado risas — pero si tienes el valor para andar trayendo a una bebé nacida de un lado para el otro pensando que con sólo darle pañales y fórmula estará bien ¡No señor! Así no son las cosas. Quieres ser padre o no quieres, eso debes decidirlo ahora antes de que Mare se encariñe más contigo o conmigo, porque si es la última opción entonces mejor abandónala aquí en el hospital para que al menos esté cuidada hasta que se la lleven a una casa de cuna donde quede en el olvido como supongo su madre y tú quieren que quede— y veo que las lágrimas van cayendo por sus mejillas.
Un silencio incomodo se establece entre los dos y yo no hago más que verla a los ojos, ella clava su mirada en el conejito con el que duerme Mar y lo acaricia con una mano. Me acerco a ella y como una necesidad la abrazo y le doy un beso en el cabello — Lo siento Nina — es todo lo que me sale, no sé qué más poder decirle — Lo siento mucho, sé que no tengo justificación y estás en tu derecho de estar increíblemente enojada conmigo, pero no te vayas, quédate conmigo, te necesito, Mar te necesita.—
— Pues por eso estoy aquí — contesta más tranquila — porque Mar me necesita — yo sonrío — Porque si fuera por tí yo ya me hubiera ido desde el día que compramos las cosas en el centro comercial—
— Yo también me hubiera ido, créeme — le contesto — Nina, te prometo que...—
— ¡No! — dice alejándose de mí — ya no te creo, así que no me prometas nada — responde — hasta no verlo no creerlo y si quieres que vuelva depositar mi confianza en ti ahora la tienes que ganártela a pulso. Sé que a mi no me tienes que demostrar nada porque en realidad no hay una relación entre nosotros pero mientras yo cuide a Mar y pueda protegerla tendrás que vértelas conmigo.—
Nina me ve con esta mirada entre decepción y enojo que me hace sentir peor de lo que ya me sentía, ella cruza los brazos esperando a que yo le conteste algo, pero no me salen las palabras. Sí, tiene razón en todo lo que me dice, no tengo nada que reprochar — Me volveré a ganar tu confianza — contesto.
— Pues más te vale, porque si no lo logras te juro que nunca más la volverás a saber de mi.—
El doctor sale de la sala de emergencias — Señor, le doy la alta de su hija y la receta de las medicinas, Mar ya está lista para salir.—
— Gracias — contesto aliviado y volteo a ver a Nina que esquiva mi mirada — Iré por Mar, vuelvo en unos momentos — le digo en un hilo de voz y ella simplemente se sienta en el sofá para esperar.
Camino hacia la cuna donde Mar yace aún dormida y la tomo entre mis brazos — Ya nos vamos mi nena — le murmuro — Nina estará encantada de verte, y yo estoy feliz de que estás bien.—
Salgo del a sala de urgencias y Nina al verme se levanta del sofá y camina hacia mí, yo le pongo a Mar en los brazos y ella sonríe — Mi Mare — le dice tierna — Perdón si no pude estar contigo pero no me dejaron pasar. Te prometo que te cuidaré muy bien para que nunca tengas que volver a pasar esto ¿si? — sube la mirada y me ve — no te la mereces ¿sabes? no te mereces si el padre de Mar. No me cabe duda que tu no amas a nadie que no sea a ti mismo, ojalá que todo esto sea un error y que Mar regrese con su madre en vez de quedarse contigo — me amenaza mientras se aleja de mí saliendo del hospital.
[..]
El regreso al hotel se me ha hecho muy largo, no sólo por el cansancio de estar en la sala de urgencias toda la noche, si no porque Nina no me dirige la palabra ni por error. Mientras vamos en el auto, ella lleva a Mar entre sus brazos y sólo la ve a ella y le sonríe, alguna veces ve por la ventana y se queda pensativa. Quisiera hablarle y pedirle que me haga caso pero si algo he aprendido del tiempo que he estado al lado de Nina es que debo esperar pacientemente para lograr que ella me comprenda. Llegamos al hotel y nos bajamos de inmediato, ella entra al elevador y yo apenas puedo alcanzarla para irme con ella a la habitación.
— Pediré la medicina de Mar para que la traiga al hotel — le comento y ella simplemente no me contesta —Cancelaré las juntas que tengo hoy y me ...—
— No te esfuerces — me dice Nina mientras baja del elevador tan sólo las puertas se abren. Camina tratando de dejarme atrás pero acelero el paso y la alcanzo.
— Nina — murmuro mientras la tomo del brazo.
— ¿Qué quieres? — responde enojada — Ya cumpliste, ya está bien ahora déjame hacer mi trabajo.
— ¿Cómo quieres que te demuestre que cambié si no me dejas? — pregunto serio.
—Porque nadie cambia de un día para el otro, y menos una persona como tú — me dice firme mientras abraza más a Mar.
—Pero lo hice, de verdad, me asusté muchísimo al ver a la nena así. Sólo necesito que me escuches.—
— En este momento no estoy para ese tipo de pláticas Pablo, sé que ya la cuidaste en urgencias toda la noche pero a partir de aquí es mi turno y me siento muy cansada.—
Nina abre la puerta de la habitación y un campo de batalla se refleja ante mis ojos, Nina hizo lo posible por bajarle la calentura a Mar y evitar que fuera al hospital y yo la evité a ella apagando mi móvil — Mañana nos vemos, tu haz lo tuyo— me dice fría.
— Me voy a quedar este día contigo — murmuro y ella me voltea a ver — Hoy me quedaré a cuidar a Mar contigo, ambos estaremos al pendiente de ella y no me moveré de aquí.—
— No te creo — responde — Hoy sigues con la culpa por no haber respondido a tiempo, pero mañana que veas que Mar está bien volverás a alejarte — me dice fría — si no lo vas a intentar bien, no empieces.—
— Me quedaré esta día contigo y toda la noche si es necesario — vuelvo a repetir — si no me crees no me creas pero a partir de hoy seré el padre que Mar necesita, te lo demostraré a ti, se lo demostraré a ella y si no me crees es tu problema— contesto — ahora llamaré a la farmacia para que traiga la medicina de la niña — tomo mi móvil y marco.
Ella se aleja de mí y regresa a su habitación donde recuesta a Mar sobre la cama y luego la acomoda, le murmura algo mientras mueve su cabello ligeramente y le sonríe.
Con cuidado cierra la puerta de la habitación y yo termino de pedir la medicina, mientras ella me espera con los brazos cruzados a la altura del pecho. Cuelgo y volteo a verla.
—Mar no necesita tu dinero, ni tus ropas, ni nada que tu dinero le pueda comprar — comenta enojada — ella necesita a un padre que la quiera y le haga caso ¿de qué color son los ojos de Mar? — me pregunta.
Guardo silencio porque en realidad no sé —¿cuántos lunares tiene y en dónde? — pregunta y yo vuelvo a quedarme callado —¿cuántas veces come al día? ¿cuántas se despierta en la noche? —
—Ya entendí el punto — comento.
—¿En verdad lo entiendes? — pregunta — Mar no es uno de tus clientes a los que debes ver con cita, no es uno de tus amiguitas de una sola noche, es tu hija, quieras o no, ella llegó a ti, y quiero pensar que por una buena razón y no por una mala jugada. A mi me puedes romper el corazón y desilusionar lo que se te pegue la gana Pablo, pero a ella no. Con Mar no existen segundas oportunidades, o la amas hoy y para siempre o mejor te alejas antes de que le hagas daño. Porque si le prometes como a mi y luego rompes tu promesa, ella sabrá que su padre es un mentiroso y que nunca podrá contar contigo.—
—Eso vienes a decirme Nina — contesto herido.
—Sí, eso vengo a decirte, porque quiero que te duela, porque quiero que la próxima vez que hagas una promesa recuerdes el día que casi pierdes a tu hija por faltar a tu palabra y preferir irte a dar un acostón — me quedo en silencio — sí, pregunté en la recepción por ti y me dijeron que estabas on Alessandra. Espero al menos haya valido la pena.—
Sé que no tengo que darle explicaciones pero por un motivo me urge hacerlo —Nina— murmuro mientras la tomo del brazo antes que se de la vuelta — no pasó nada.—
—No me interesa, nada que pase con tu vida me interesa, menos ahora que sé lo egocéntrico y mentiroso que puedes llegar a ser. Compermiso, iré a hacer mi trabajo.—
Nina se zafa de mi mano y luego regresa a su habitación para encerrarse con Mar y de nuevo me siento solo —Eso querías ¿no? — me regaño en voz baja —Quería estar solo de nuevo y lo lograste — lo que nunca pensé es que este triunfo me supiera a fracaso.