Lloré, lloré de nuevo como días atrás, lloré de dolor, de tristeza, de desesperación. Christian tuvo una razón para llamar, yo sé que le duele como a mi estar lejos, sé que aunque se empeñe en olvidarse de mi como yo de él, sentimos esa gran necesidad de saber que estamos bien, o por lo menos saber que seguimos vivos . -Vamos niña, déjame entrar, estoy preocupada por ti, llevas una semana encerrada, déjame saber que estás bien. -pide la señora Reyes desde la puerta de mi departamento. Alzo la vista y sé que no se irá, y sé que no ha entrado aunque puede hacerlo ya que tiene una llave, solo porque quiere darme mi espacio, subo el volumen del estéreo y la canción que ha sido mi repetitiva compañera toda la semana resuena por cada rincón de la habitación, dice exactamente lo que siento en