Convivir con muchas personas estaba afectando mi salud mental. Amaba mucho a mi familia, pero su bullicio me estaba sacando de quicio, al igual que a Daniel. Mamá no dejaba de preguntar sobre telas, colores, comidas y por supuesto el vestido. Me tenía cansada. La boda sería muy sencilla, no había porque organizar tanto para un evento con menos de 25 personas, ¿tanto trabajo era necesario?
En este momento estamos a veinticuatro horas de la boda y con cada minuto que pasa, más ganas tengo de fugarme a las vegas. Hoy tenía que ir a retirar mi vestido, pero dejé que Alice se encargara mientras yo me iba a caminar por la playa, sola.
Durante cuarenta minutos disfruté del paisaje y la soledad, respirando el salado aire del mar y el viento que soplaba con fuerza, hasta que escuché mi nombre s
