El murmullo de voces fue lo que me despertó del plácido sueño que estaba teniendo. Abrí mis ojos lentamente, acostumbrándome a la luz y observar las figuras que poco a poco se aclararon. Mis padres y hermanos estaban mirándome con alivio y algo de preocupación. Intenté incorporarme un poco pero el dolor en mi abdomen lo impidió. -No hagas esfuerzos -susurró mi esposo junto a mi oído. Giré la cabeza para verlo. Tomó mi mano y suspirando de alivio. Intenté sonreírle para que supiera que estaba bien y tranquilizarlo, pero mi boca no quiso cooperar y terminé haciendo una mueca. Estaba adolorida, agotada y acababa de despertar de un sueño pesado. Señalé la jarra con cubitos de hielo junto a él para que me alcanzara uno y así aliviar mi seca y rasposa garganta. -Solo uno hasta que el m