—Por supuesto que puedes, amigo —dice, Ariel dando un golpecito en su hombro para animarlo —Solo debes poner de tu parte. Han pasado seis años y si te resistes, vivirás con esa culpa y con esa duda por siempre —Lo señala. —Cierra ese círculo, Gabriel. Ya es hora. —Para ti es fácil decirlo. —Si realmente quieres seguir lejos de ella, debes aprender a olvidarla, o de lo contrario volver a casa, a recuperarla. ¿Cómo puede olvidarla si no pasa un solo minuto sin pensar en ella? ¿Cómo puede volver a casa luego de tantos años y pretender que ella lo perdone? Gabriel suelta el aire de mis pulmones lentamente. Ojalá olvidar fuera tan fácil como decirlo. —Tenemos una reunión antes del viaje. Nuestro vuelo se adelantó para dentro de tres horas —comenta, Ariel, levantándose del banco. — Mañana