Al día siguiente: 15 de agosto Abrir mis ojos esta mañana y saber que el gran día ha llegado finalmente es la sensación más hermosa del mundo. La única queja que tengo en estos momentos es que nuestras familias no nos han permitido comenzar el día como lo pensábamos Mykel y yo cuando los besos comenzaban a elevar la temperatura de la habitación. Ellos simplemente golpearon tan fuerte la puerta que nos obligaron a levantar de la cama, y a partir del momento que les permitimos entrar, no hemos sabido nada más del otro. Ya me he duchado y ahora estoy en manos del maquillador y de la peluquera, que tal y como si se tratara de una película de Hollywood, me transforman en una princesa. —¡Hija! ¡Estas quedando hermosísima! —exclama haciéndome sonreír. —Siento que ni Mykel me va a reconocer —e