Comienzo por sospechar que nuestro viaje vaya a ser solo por dos días ya que llevamos más de cinco horas en el avión, y como de costumbre, me empiezo a poner nerviosa. Lo miro y él solo sonríe como si estuviese ocultando algo.
—Dímelo —pronuncio finalmente y ríe.
—¿Qué te diga qué? —inquiere haciéndose el desentendido.
—¿De verdad son solo dos días? —pregunto preocupada.
Noto la forma en la que se muerde los labios y mis peores sospechas se empiezan a hacer realidad.
—Bueno… tal vez le quité uno o dos días a nuestra aventura cuando te la conté —me dice como si nada.
—¡Mykel! ¿Cómo que nos vamos casi cinco días? —le cuestiono extremadamente preocupada—. ¿Acaso no te das cuenta? Los niños están con nuestros padres… ellos son buenos y han criado hijos, pero no es lo mismo, nosotros som
