Encontrarme en un sitio tan mágico y único como este junto al hombre que me hace la mujer más feliz del mundo es algo fuera de este mundo. Cada paso que doy hacia el domo que nos asignaron aumenta los latidos de mi corazón. —Te ves muy emocionada —comenta disfrutando de la situación. —Lo estoy, te juro que no podría haber imaginado un sitio mejor que este para nuestra luna de miel —digo feliz mientras que ahora él como todo un caballero abre la puerta y me mira antes de siquiera dar un paso más. —Soy feliz con verte tan feliz, pero estoy hay que hacerlo bien —señala y antes de que pueda reaccionar, me carga entre sus brazos para que así entremos a nuestro paraíso. —¡Me voy a caer! —exclamo entre risas cuando da vueltas conmigo. —Jamás te voy a dejar caer —me asegura y lentamente me ba