Además de ser un hombre increíble, Mykel también es un cocinero estupendo y el almuerzo que ha preparado, evidencia esto. Con él es sencillo hablar de temas al azar, tal vez es porque es un hombre muy culto y que conoce el mundo muy bien, o quizás es porque después de todo tenemos muchas cosas en común, no lo sé. Lo único que sé es que rio de sus anécdotas de viaje y hace que olvide todos mis problemas. —Algún día me gustaría viajar contigo —dice de repente y lo miro un tanto confundida. —Ya hemos viajado, ¿no lo recuerdas? ¿Italia? —respondo con dudas y por alguna razón sonríe de una forma bastante particular. —Eso no cuenta, fue un viaje de trabajo. Yo me refiero a un viaje para disfrutar, ¿entiendes? —comenta y agacho mi mirada. —Eh… si… creo que algún día podríamos hacerlo —mencion