Estoy acostumbrada al silencio, en muchas ocasiones he estado sola y solo ha sido él quien me ha acompañado. Sin embargo, ahora el silencio me da miedo y es porque no dejo de ver su cara en mis flashbacks. Cierro mis ojos, sacudo los recuerdos, pero es imposible, él se convirtió en mi peor pesadilla y no tengo idea de cómo enfrentarme al miedo que provoca. Mi mente divaga por escenarios diferentes, hasta que de pronto el coche deja de moverse y regreso a la realidad. Miro a mi alrededor, y estamos estacionados al costado de una de las calles que rodea el Tiergarten, el cual a estas altas horas de la noche esta hermosamente iluminado, pero a pesar de esto, estar aquí solos me provoca un poco de ansiedad. —Nahía —pronuncia Mykel en un susurro. Tomo mi tiempo para acomodarme en el asiento