Al contrario de todo lo que se piensa al momento de celebrar una boda con pocos invitados, la celebración está sobrepasando mis expectativas. La música, las luces, y mi guapísimo esposo tomándome por la cintura en esta preciosa playa me hace sentir en las nubes. —Soy el hombre más feliz del mundo —me dice al oído y besa disimuladamente mi lóbulo. —Y yo la mujer más afortunada de esta tierra por tener un hombre tan dulce, comprensivo, guapo e inteligente conmigo —expreso con completa honestidad. —No veo la hora de huir de aquí y demostrarte lo mucho que te amo —habla erizándome la piel. —No me hagas esto, te juro que por muy bien que la esté pasando aquí con todos, también quiero salir corriendo para besarte sin nadie presente —explico. —Ya falta poco… —alienta y nos seguimos moviendo