Capítulo 4; Raíces

1606 Palabras
Marco De nuevo en Grecia. La última vez que estuve aquí lo hice solo, buscando mi destino sin Khatia. Han pasado los días y con cada uno que se va, llega más dolor a mi. Debí ser menos estúpido, debí cuidarla más. —No puedes estar aquí todo el día niño, ¿Por qué no sales a tomar aire fresco? –sugiere Lían. —No sé si sea buena idea. No quisiera que... —¿Tienes miedo de encontrarla aquí? —No es eso, desearía poder encontrala pero estará con ese hombre y... —¿Y qué tal si no es así? Khatia tiene demasiado trabajo y Cristian es de su entera confianza, es más que obvio que con ella fuera él quedaría al frente. –señala y suena lógico lo que dice aunque no sé si lo dice porque lo sabe o porque lo obvia. —¿Quieres que te deje sola para que te pierdas en el bar bebiendo margaritas? —No cariño, realmente estoy cansada y pretendo dormir. El viaje fue algo agotador y soy vieja para este ritmo de vida. —¿Te sientes bien? —Sí, solo cansada. Ahora báñate, ponte un traje lindo y sal de aquí. Puede que si no la ves a ella puedas conseguir una novia y mantenerla a tu lado, –señala con algo de burla en sus palabras. Asiento sin decir nada pero recordando cómo fue que mi relación terminó porque Indila no podía vivir con el fantasma de Khatia en mi corazón. —Eso fue un golpe bajo, incluso para ti. –señalo y ella sonríe de manera tierna pero sin más remedio hago lo que me dice. *** Me observo en el espejo, he bajado algunos kilos y mi cuerpo no se ve tan imponente como antes, pero eso no quiere decir que sea menos fuerte, solo estoy en pausa, creo. Llamo a la puerta de Lían pero me encuentro con la escena de ella dormida profundamente con la tele encendida. Sonrío y cierro sin hacer ruido. Tomo el ascensor y bajo hasta el lobby, en el proceso soy objetivo de miradas curiosas, así que me coloco los lentes oscuros y salgo de ahí. Grecia es bonita, pero no tan tanto como Chicago, ahí donde mi historia con Khatia comenzó. Imagino mi vida aquí, con ella. Teniendo una bonita, una en la isla Santorini, con flores por todos lados, nuestro pequeño, nuestra familia. Los pensamientos casi quieren devolverme a la habitación y beber hasta olvidar de nuevo, pero entonces como si fuera un milagro, la veo ahí, parada frente a mi. No sé que me impresiona y duele más, si verla después de tanto tiempo o verla en ese lugar, eligiendo ropa para bebé. Mis pasos van en su dirección de manera automática y se detienen a unos centímetros de ella, tan ajena a mi mirada. Su cabello es más largo que la última vez que la vi, sus ojos se ven cansados, como si hubiese llorado, la elegancia con la que viste y camina, es un demonio pero de esos con cara de ángel, la más hermosa siempre. —Il mio grande amore. (Mi gran amor) –susurro y ella abre los ojos con sorpresa al escuchar mi voz. La pequeña prenda rosa cae de sus manos y se gira hacia mí. Cristalizados y sorprendidos, sus hermosos ojos se fijan en mi. Me agacho al mismo tiempo que ella para recoger la prenda y en el proceso nuestras manos se tocan. Ella la separa de mi como si fuese ácido la que acaricia su piel. Me levanto con la prenda en mis dedos y la observo con dolor. Ella la arrebata de mi y la devuelve a su lugar caminando lejos de mi presencia. —¿Podemos hablar? –cuestiono siguiéndola. —No. –responde tajante–, ¿Está tela es hipoalergénica? –le pregunta a la chica encargada de ventas. Ella la mira sin entender y caigo en cuenta que no habla inglés. —¿Esta prenda es hipoalergénica? –cuestiono en griego y me gano una mirada de odio por parte de Khatia y una coqueta por parte de la vendedora. —Nai, eínai ypoallergikó. Téleio gia to paidí sas. (Sí, es hipoalergénica. Perfecta para su hijo) –responde y algo dentro de mi se rompe. —Den eínai gios sou, eínai móno dikós mou. (No es su hijo, es solo mío) –responde Khatia dejando la prenda en el mostrador y saliendo de ahí. Yo perplejo por su respuesta y por lo fluido que habla griego, me mantengo inmóvil hasta que la vendedora me da un empujón. Salgo corriendo de la tienda y la alcanzo, la tomo del brazo con precaución porque sé que es peligrosa. —¿Estás embarazada? ¿Y desde cuándo hablas griego? —Eso es algo que no te importa y hablo griego desde hace un año, tienes que estar en constante aprendizaje si quieres dominar al mundo, Bianchi. –me suelta sin siquiera verme. —¿Es de Cristian? –cuestiono aunque obvio lo es. —No, es de Jhonny. –dice y yo me siento estúpido–, obviamente es de él, ¿De quién más seria? —¿Estás diciéndome la verdad? Dime por favor que mientes para dañarme. —¿Dañarte? ¿Yo dañarte a ti? No fui yo quien fingió su muerte dos veces mientras más te necesitaba, no hables de dañar Angelo, que tú eres experto en eso. Quieres saber la verdad, bien pues aquí está, estoy esperando un hijo de Cristian, y sabes que, eso me hace muy feliz. Por lo menos él no desapareció. –suelta con veneno y yo me desmorono por dentro. Khatia camina lejos de mi y yo me quedo en medio de la calle, sintiendo como una nueva herida se abre en mi pecho. Ella tendrá el hijo que juntos soñamos, pero no será conmigo. *** Entro al bar y lo primero que hago es pedir algo fuerte, el bartender me mira compasivo, como si supiera lo que acaba de pasar. —¿Día difícil? –cuestiona. —Vida difícil amigo. —Seguro cargas mal de amores. ¿No es así? —Es totalmente así. Soy tan idiota, no la merezco en realidad. —Pero la amas. –asegura. —Con todo lo que soy y más. —Deja que te diga algo, si ella también te ama, sin importar lo que haya pasado, volverá. Cuando la raíz del árbol es fuerte, se mantiene de pie después de la tormenta. —Eso es una metáfora, ¿verdad? Porque ella y yo no tenemos un árbol. El hombre me sonríe comprensivo. —Sí, es una metáfora. Su amor es el árbol de raíces fuertes y todo lo que está pasando es la tormenta, si después de todo eso, ella es capaz de verte a los ojos y sonreír como lo hizo la primera vez que supiste que estaba enamorada de ti, entonces habrán vencido la tormenta. –deja frente a mi un vaso con un líquido ámbar y lo bebo de golpe. Espero que esta tormenta no sea un huracán, porque de lo contrario se llevará hasta las raíces de ese amor que nos tenemos...o el amor que le tengo. —¡Italiano! –grita una voz muy conocida para mí. Jhonny llega hasta mi y me abraza con familiaridad, la verdad es que yo también lo hago porque él y yo aún nos vemos como antes aunque su lealtad este con mi rusa. —Hola Jhonny, ¿cómo estás, amigo? —Disfrutando de los dioses griegos. ¿Ya te topaste con la rusa? –cuestiona y asiento con pesar. —No fue un encuentro muy amable que digamos. Ella me odia. —Solo está herida, Marco. Pero sabemos que es obvio verdad, tal parece que los hombres que la vida le pone a mi pobre Khatia terminan por herirla. –suspira dramático–, primero tú, a quien amó profundamente, por quién dejó principios, creencias y honor. «Y luego Cristian, a quien le perdonó la mayor de las traiciones. Que tú hayas fingido tu muerte fue algo delicado pero que él tuviera la osadía de engañarla con alguien más fue un golpe bajo. Sobre todo por ese drama que le montó horas antes de descubrirlo. »Pobre rusa, debería probar en el amor con alguien de su liga, sabes a lo que me refiero, ¿no? En todo el viaje no dejó de beber, algo que ya había controlado. —¿Bebió alcohol estando embarazada? –cuestiono porque todo esto me está superando. —¿Embarazada? –cuestiona él y ríe a carcajadas como si de un chiste se tratara–, no seas ridículo Bianchi, mi rusa no está embarazada, si por eso fue el drama del infiel, porque Khatia se estaba cuidando hasta con el bendito para no quedar embarazada. ¿De dónde sacas semejante locura? Yo naturalmente me siento estúpido y sorprendido por todo ese vomito verbal que Jhonny me arrojó sin pena. Khatia me engañó, mintió sobre el embarazo, pero no es eso lo que me tiene en shock, sino que le perdonara la vida a ese imbécil. ¿Tanto lo ama que le perdonó la vida? Me cuestiono pero una voz en mi cabeza me recuerda que también me salvó la vida a mi, cuando todo se fue al carajo. Si Khatia no está embarazada y no está con él, entonces nuestro árbol aún puede mantenerse de pie. Solo tengo que averiguar cómo hacer eso cuando el amor de mi vida me odia a muerte.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR