El corazón de Alessandro se estrujó al ver a su esposa tan afectada, quería poder hacer algo para que ella no sufriera, para que fuera él quien pudiera sentir toda esa angustia y que entonces ella pudiera descansar. Por desgracia aquel dolor era uno que nadie le iba a quitar del pecho a Georgia, por lo menos no en mucho tiempo. -Fuiste una buena nieta, hija. Estoy seguro de que ella te agradece todo desde el cielo – dijo Jeremy, dándole un beso a su hija. Georgia se aferró a los brazos de su padre porque era lo único que tenía en ese momento. Se quedó junto a él hasta que consiguió calmarse un poco, pero, aun después de que las lagrimas hubieran cesado y se sintiera un poco mejor, ella no se alejó del ataúd de Bianca, no quería dejarla sola, mucho menos abandonarla. Deseaba verla por

