Alessandro llegó a su oficina rápidamente, una llamada de uno de sus hombres de seguridad lo puso en alerta de un posible peligro. -¿Qué es lo que pasa? – cuestionó el hombre en cuanto llegó a la empresa. -Hemos encontrado esto, los perros de búsqueda han dado con el artefacto – el hombre de seguridad puso una bomba desactivada encima del escritorio de Alessandro. El hombre revisó rápidamente aquel objeto, el cronometro fue detenido justo cuando faltaban tan solo diez segundos para que hiciera explosión, definitivamente aquello no auguraba nada bueno para el líder de la mafia neoyorquina. -¿Dónde estaba? -Señor, estaba en el ala este del sótano, es decir, justo debajo de su oficina, está claro cuál era el objetivo que tenían. -Era yo – Alessandro se llevó las manos detrás de la

