-Dulces sueños pequeño Thomas – dijo el hombre, dándole un beso en la frente a su hijo y saliendo de la habitación.
Después de haber tenido aquel recuerdo, Alessandro pensó en hablar con Georgia, había un par de cosas que sentía que necesitaba decirle, de modo que se dirigió de inmediato a la habitación, donde ella se preparaba para irse.
-¿Qué estás haciendo? – cuestionó él.
Ella lo miró con el rabillo del ojo y siguió metiendo sus pocas pertenencias dentro de aquella maleta.
-No estaba mintiendo antes cuando te dije que quería irme de inmediato de este sitio.
-Pensé que la habíamos pasado bien con Thomas, pensé que lo que vivimos te haría replantearte esta decisión.
Ella soltó una risa sarcástica, burlándose y rodando los ojos mientras caminaba de un lado a otro para recoger
