Dos días después: 19 de octubre Estar aislados de todos no es precisamente como lo podrían llegar a pintar en un cuento de hadas. Si bien Yana y yo estamos disfrutando de nuestra especie de luna de miel, también hay momentos de crisis donde nos sentimos presos de este aislamiento, y hoy no ha sido la excepción. Ella ha decidido ir a la playa con sus blocs de dibujo y lápices, y mientras tanto yo, arreglo algunas cosas de la casa. Sé que, si bien nos amamos con locura, hay momentos donde necesitamos tener nuestros pequeños espacios para no asfixiarnos. Arreglo el soporte de la cortina que está en la ventana principal, y mientras lo hago la veo a ella completamente concentrada a orillas del mar. El océano moja sus pies mientras está sentada en la silla de playa y verla así de tranquila es