Damián condujo por la ciudad tratando de contactar a Aleksandra, no podía irse y dejarla ahí, no cuando ella había viajado únicamente para pasar tiempo con él. Por quinta vez consecutiva marcó a su celular, hasta que por fin le contestó. -¡Al fin! ¿dónde estás? -Te dije que iba de compras, estoy en el centro comercial. ¿Ocurre algo? -Tengo que regresar ahora mismo a Italia. -Pues que te vaya bien -contestó ella sin darle importancia. -Te lo decía porque tú te vienes conmigo -demandó él. -Te equivocas, yo vine sola aquí y sola me iré. No trates de controlarme, Damián. -Llego en cinco minutos. -demandó él, cortó la llamada sin permitirle añadir algo más. Alrededor de media hora llegó al centro comercial, no le costó mucho encontrarle, iba de salida, los gestos de su rostro esta