Narra Analia Ayudé a mi hermano con las maletas, estábamos frente al hotel con algunos de nuestros hombres alrededor. —¡Listo! —exclamó Damián cerrando el capó. —¿Ahora dónde vamos? —inquirí cruzándome de brazos. —No sólo vine a ver en qué condiciones te encontrabas, Lia. Sino a proporcionarte todo el equipo necesario para que puedas sobrevivir aquí y no te sientas que no tienes nada, cuando lo tienes todo princesa. Sonreí dulcemente, mi familia me amaba y estaba segura que nunca me dejaría sola. —Papá te envió, ¿cierto? —Si, en realidad todos, hasta tío Marcos estaba loco que viniera lo antes posible. Sin quitar mi sonrisa abracé a mi hermano, lo amaba tanto. Él me envolvió entre sus brazos, y me dejó un beso en la coronilla. —Te amo tanto, Lia. No me fío en ninguna de