Analia se removió entre las sábanas, abrió los ojos y observó a través de la oscuridad a su esposo dormido plácidamente. Se dedicó a observarlo a detalle, le gustaba ese hombre, era bastante atractivo y lo que más le gustaba era esa mandíbula cuadrada. Se levantó de la cama y caminó hasta el balcón, estaba bastante frío. Se abrazó a si misma tratándose de dar calor. Los hombres de seguridad se podían observar en cada perímetro de la propiedad. Estaba tan acostumbra a esa vida rodeada de peligro que no podía imaginarse otro estilo de vida. O más bien no se lo permitía, pues ella no podría abandonar aquel mundo lleno de peligro y asesinatos en el que nació y el cual su futuro ya estaba destinado a ser. Sus padres los entrenaron a ella y a su hermano para que fuesen unos asesinos a sang