Los ojos de Andrew estaban totalmente rojos, su rostro también lo estaba y ni hablar de sus muñecas. Pero estas últimas era debido a los golpes que le propinaba a Lucas. Este al principio se defendió y le logró a asestar unos cuantos golpes a Andrew, pero luego los hombres que acompañaban al mafioso lo tomaron de los brazos inmovilizándole para que su jefe pudiera golpearlo sin recibir herida alguna. Las exclamaciones de dolor resonaban por todo el departamento, la sangre brotaba de la boca de Lucas, tenía el cuerpo magullado. Sentía que ya no podía resistir más. —Jefe no lo puede matar aquí, eso nos traería problemas. —No lo mataré por más que desee hacerlo. Al menos no por ahora, sáquenlo y llévenlo a una de mis propiedades. Le curan las heridas más graves, muy pronto le haré una