Recostados frente a la chimenea, cubriendo su desnudez por una fina sabana negra se encontraban los dos amantes, disfrutando de la cercanía y el calor de sus cuerpos luego de intimar. —Hay algo que no entendí muy bien, ¿Alejandro está vivo o muerto? —Está vivo, al parecer Fernando lo ayudó y lo ocultó. Y ahora quiere regresar a recuperar su lugar... —hizo una pausa para soltar una risa histérica —Y dice que te quiere a ti. Ella frunció el entrecejo. —¿A mí? —Si, al parecer quiere todo lo que tengo. —¿Qué harás? —Defenderme, me costó mucho llegar hasta donde estoy y no estoy dispuesto a perderlo todo —respondió con suma seguridad. —Y ¿no tienes miedo a perderme a mi? Él rió nervioso y la abrazó con fuerza. —Claro que si, pero no por manos de él. Sino por si llego a comet