(Narra Cordelia) ― El agua esta helada. ― Oberón comenzó a nadar a la orilla, padre le dio una mano y lo sacó, solo para volverlo a arrojar al lago. ― O se disculpan o se quedan ahí. ― Su mirada intensa nos hizo comprender nuevamente que nuestro padre no mentía. Lo decía en serio. ― ¡Pero él se comió la última patata? ― Grité y le arrojé agua a mi hermano, que se reía con malicia. ― ¿La patata tenía tu nombre? ― Padre dijo aquello y al mirar a Oberón este se carcajeó, casi sintiéndose triunfante. ― Y tú, ¿acaso hiciste como dijo tu madre? ― A mi gemelo se le fue la risa y se quedó quieto, flotando en silencio. Ambos estábamos consientes de nuestros errores, y nos gustará o no, solo había una forma de terminar con todo aquello. Intercambiamos una mirada y supimos que hacer. ― Lo sient

