(Narra Annie Rowan) Y fue así como todos salimos un viernes por la mañana, el abuelo, Dante, los niños y yo, en la Jeep, y Carter y Bree en la vieja camioneta del abuelo. Dado que la camioneta del abuelo no podría llegar muy lejos, fuimos a la playa más cercana, nos tomó 4 horas llegar a ella. Por la ventanilla logramos apreciar el esplendor de la costa, un mar azul profundo que azotaba con olas blancas la playa. La colina por donde bajamos nos permitió apreciar desde lo alto el muelle. Pasaríamos ahí un fin de semana completo en una pequeña casa que rentamos. Bajamos las maletas mientras los pequeños corrían por todo el lugar, explorando cada rincón de la casa de playa. Era una casa de dos pisos, con tres habitaciones en la parte de arriba y una abajo. Contábamos con una pequeña sala coc

