Tyler Adams estaba a punto de volverse loco. Quedaba solo una semana para el maldito concurso y toda su banda se encontraba dividida a la mitad y, muy posiblemente, a punto de separarse. —¡Te dije que no quiero cantar la maldita canción hoy! —¡Pues mala suerte, maldito idiota, solo nos queda una semana y tienes que practicarla! ¡No aceptaré más de tus ausencias! —¡¿Ah sí?! ¡¿Y qué planeas hacer?! —¡Pablo, Marlon! —Cameron, en medio de ambos chicos, nuevamente conseguía evitar que la discusión se saliera de control—. ¡Basta ya! Tyler, en cambio, no tenía ni idea de cómo actuar, es más, ni siquiera podía comprender cuando la tensión había aumentado tanto entre ellos hasta aquel punto irreversible. La última vez que se había fijado en esos detalles, sus amigos no querían matarse entre e