Al instante de decir esas palabras, Maddie arrojó un suspiro.
—Bueno, no es exactamente lo que esperaba oír… sino más bien un “no puedo estar enamorado de Cameron, pues estoy enamorado de ti, Maddie”.
Pablo se sonrojó violentamente con eso. La chica en cambio, esbozó una débil sonrisa, aún sin verlo a los ojos.
—Supongo que es tonto esperar ganar tu corazón, siendo que soy una chica…
—No me gustan los chicos —replicó el rubio de inmediato. Se colocó de pie y negó con la cabeza—. Es imposible que me gusten los chicos, porque soy…
—¿Un chico? —aventuró la joven. Pablo asintió con renovadas energías—. Pues hay chicos a quienes le gustan los chicos, ¿no?
—Sí, pero yo no soy así.
—¿Cómo lo sabes? —ella clavó sus ojos en él y Pablo tuvo que desviar la vista, comenzando a perder la pacienc
