Cameron sintió la sangre subir a sus mejillas de golpe, mientras que veía sorprendida cómo Pablo se sonrojaba también. Incluso de esa manera, no pudo evitar encontrarlo apuesto. —Y-Yo… Sus latidos se aceleraron con violencia y su respiración se volvió irregular de un momento a otro. Sintió que sufriría un ataque en cualquier segundo. No, ¡ya estaba sufriendo uno! Porque para empezar… ¡¿qué rayos hacía Pablo allí, escuchando su confesión?! —¡L-Lo siento mucho! —exclamó Teresa, consciente de lo que había generado. De inmediato miró hacia Pablo, completamente avergonzada con lo sucedido—. ¡N-No fue mi intención que sucediera esto! —¡E-Esperen! —pidió Cameron, alzando las manos para pedir tiempo. Por algún motivo, estaba segura de que Pablo saldría corriendo en cualquier segundo—. ¡Esto