Rose mantuvo sus palabras y fue a la casa de Mary al día siguiente, entró cuando Mary abrió la puerta luciendo pálida y débil. -Por favor, siéntate- dijo Mary, señalando un pequeño cojín morado junto a la ventana -¿debo traer té o agua?-
-Ninguno, estoy bien- respondió Rose, usando su mano para cubrirse los ojos.
-¿Estás llorando? ¿Elvis hizo algo mal?- Preguntó Mary, tratando de jugar agradable y confiada.
Lanzando un suspiro, Rose pronunció con pesar: -Elvis es bueno, Mary, yo soy la mala-.
-¿Qué quieres decir con la mala?- Preguntó Mary, acercando su silla.
Rose sollozó y se secó las lágrimas -no importa, ¿puedo tomar el té?-
Mary exhaló por la boca, asintió con la cabeza, se levantó y se dirigió a la cocina. Saliendo con una taza de té y mirando a Rose -¿Sabes que puedo ayudarte
