Dos días después: 5 de abril Las ultimas 48 horas han sido difíciles. Aiyana ha llorado a mares y su ánimo no mejora, tampoco espero que lo haga ya que lo que le ha pasado es algo muy doloroso. Sin embargo, admiro profundamente la fuerza que tiene para tratar de seguir adelante. Yo no sé qué haría si estuviera en su lugar, tal vez ni siquiera podría haberme levantado de la cama. —Estoy lista— Anuncia acercándose a mí. La miro y agradezco al cielo que su rostro ya este mucho mejor del golpe que le ha dado ese imbécil —¿Te sigue doliendo?— Averiguo y rozo levemente donde está el golpe con la yema de mis dedos. Ella asiente —Ya no me duele, solo quedo el rastro de lo que paso— Explica y la tomo de la mano. —¿Estas segura que quieres venir conmigo? No quiero que te sientas obligada por má