1 mes después —¡Mikkel! ¿No te puedo dejar ni un segundo solo en la cocina? —apagué la sartén en la que estaba haciendo los pancakes y moví mi mano para "alejar" el humo de mi cara—. ¿A caso querías quemar mi departamento para lograr llevarme al tuyo? —bromeé con la ceja alzada. Después de haber despertado de muy buena forma, Mikkel se ofreció a llevarme el desayuno a la cama. Lo que claramente no había salido muy bien. —Carajo, me atrapaste —hizo un puchero triste y miró mi cuerpo con una sonrisita—. Te ves muy bien con mi camisa. —Y te pregunto, ¿hay algo con lo que no me vea bien? —dije con aires de superioridad. Estaba claramente bromeando, aunque últimamente se me andaba pegando lo de ser egocéntrica como mi novio. Bueno, en realidad siempre lo he sido —Sí —contestó. Abrí mi boc