JOSHUA Todo el dinero y el tiempo que nos llevó a estar allí, mereció la pena. —¿Quieres darle un trago? Miré a Blake, y la botella pequeña de alcohol que me enseñaba bajo su americana. Me la terminé de un par de tragos y el cura me miró sin creerse que acabara de hacer aquello. j***r. Estaba nervioso, me sudaban las manos y todas esas mierdas que pensaba que ya había pasado con Hannah. Creo que era también vergüenza, había demasiada gente mirándome y no era en un partido, era un puto momento íntimo. Empecé a impacientarme, a mirarme el reloj y a mover la pierna en un tic nervioso. —¿Dónde coño está? —bramé—. Debería de haber entrado ya. —Sí —se rio Blake—. Hace dos minutos. Relájate, tío, estará llegando. Este puto palacio es enorme, casi te pido que me vayas a buscar. —He sa