HANNAH Tres años después nos mudamos a Chicago. Joshua firmó un contrato con los Chicago Bulls y no me podía quejar de nada porque tuvimos una casa más grande, más comodidades y nuestras familias estaban a sólo cinco horas en coche, así que venían mucho a casa para vernos y consentir a Owen. A mi tampoco se me dificultó encontrar trabajo en la nueva ciudad, empecé a trabajar en un buffet de abogados criminalistas en el que encajé con facilidad. Todo era perfecto, de nuevo, pero en una de mis revisiones ginecológicas llegó la noticia. No estábamos esperando más hijos por el momento, pero fue un duro golpe saber que en un futuro yo no podría darle más hijos a Joshua. Espatarrada en la cama, la doctora ya empezó a sonidos leves con la boca, y más tarde, cuando me senté a que me diera uno