Lissana despertó al sentir como unos cálidos dedos acariciaban su rostro, al abrir sus ojos tardó unos minutos en poder ver a la persona que la había despertado. Era un hermoso joven que parecía tener su misma edad, de cabello rubio rizado, no muy largo, de ojos verde jade, con algunos matices de dorado, sus rasgos eran finos y delicados, pero eso no fue lo que llamó la atención de Lissana, si no sus orejas, las cuales terminaban en punta. — ¿Quién eres? Preguntó con calma, algo que pareció sorprender al muchacho. — ¿No deberías preguntar primero dónde estás? Respondió el muchacho con una voz dulce, cantarina y con un fuerte acento, como si estuviera haciendo un esfuerzo por hablar en su idioma. — Se donde estoy, ¿Me interesa mas saber quien eres? El muchacho le dedicó una hermosa