Kiara le dio un manotazo en la espalda. Eren abrió los ojos como platos, no entendía por qué ella le estaba pegando.
— ¿Por qué me pegas?
— Para ver si así reaccionas de una buena vez.
— ¡¿Qué?!
— Estas ayudando a la chica que amas a encontrarse con otro, no tienes que esforzarte tanto idiota.
— ¡Ya te lo dije!, le hice una promesa.
— Y por eso te quedas encerrado en esta habitación, hasta el punto de inanición, pareciera que tienes mucha prisa para que esos dos se vuelvan a encontrar.
— ¡Por supuesto que no!, pero sé que no me van a elegir, no sirve de nada seguir alargando esta agonía.
— ¿Por qué piensas que no te va a elegir?, ¿ella ya te lo dijo?
— No pero…
— Supongo que no la quieres tanto como dices, de lo contrario no te rendirías tan fácilmente.
— Tú no sabes nada.
— Se
