El sol entra por la ventana iluminando toda la habitación, impidiendo que puede seguir durmiendo, tomo mi ropa deportiva y las tenis, voy a la ducha , me baño, luego me pongo la ropa y salgo a correr por los alrededores del internado.
La brisa golpea mi cara con suavidad, mi cuerpo no se siente cansado, amo correr y más por las mañanas, porque casi no hay personas despiertas. Cuando corro pienso con más claridad
Al terminar de correr volví al apartamento.
-Ay no, Matt, ponte una camisa por Dios - le digo arrugando la cara y tirándole un paño que se encuentra tirado en el suelo. Él lo atrapa con la típica sonrisa.
Anda por todo el cuarto con sólo un bóxer, mostrando demasiado, aunque no me quejo, es bueno lo que veo.
-¿no te gusta lo que ves?-pregunta.
Okey si, pero no le diré, eso subiría aún más su ego y eso que es casi imposible que su ego sea mas grande.
-No -contesto arrugando la nariz.
-No pareciera- contesta guiñándome el ojo y entrando al baño.
Unos minutos después se escuchó la regadera y Matt habló.
-¿no quieres entrar? Estoy muy solo acá -gritó desde el baño.
No sé porque pero ese comentario me causó risa.
Yo solo me quedé en silencio y el soltó una risa.
(...)
Después de que Matt saliera del baño y se me insinuara unas 10 veces, me bañé y luego salí con Gemma al centro comercial, normalmente en el internado solo nos dejan salir los sábados y domingos, entre semana es prohibido ya que estamos en clases y no quieren que faltemos.
-no me has dicho que hacías en el edificio oeste - me dice Gemma.
Lo había olvidado.
-Lo sé, lo olvidé, lo que pasa es que confundieron mi nombre y ahora comparto cuarto con un chico- contesté y luego tomé un sorbo de mi malteada.
La boca de Gemma se abrió formando una “O”-¿Y quién es?-
-Matt Johnson -Le contesto como si fuera lo más normal.
La cara de sorpresa de Gemma me hizo reír aunque ya suponía que reaccionaría de esa manera.
-Pero, pero tú lo odias - dice ella aun sin creerlo.
-No lo odio, es solo que no me agrada lo engreído que puede ser -
- ¿Y no ha intentado conquistarte?-
-Sí, pero ya sabes que conmigo no funcionan sus trucos-le sonrió.
-Lo sé, amiga, pero no deberías confiarte uno nunca sabe cuándo el amor va a tocar a la puerta-