Abrí la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido, pero como siempre todo me sale mal, tropecé con un balde y caí. -Eres tan sigilosa como un dinosaurio bebé- habló Hanna. -Chiste malo- reí -No me juzgues- rió mi hermosa mejor amiga. -¿Porque no lo dijiste?-pregunté directamente ya que era algo que había estado pensando durante todo el tiempo que estuve allí, porque bueno... soy su mejor amiga, nadie la comprende mejor que yo, supongo. ¿Y si es así? ¿Soy una buena mejor amiga? -Porque no estaba segura de tenerlo - susurró Hanna con su mirada en un punto fijo. -¿Y ahora lo estás? - pregunté nerviosa ya que temo a la respuesta, aunque muy en el fondo sé que ella no le haría daño a nadie y menos a su propio hijo. Hanna puso sus manos sobre su estómago y lo acarició con