Capítulo 3- Parte 1

4986 Palabras
Rutina de nuevo a como es. Comienzo de nuevo. Llevo mi trasero a la clase de marketing y lo dejó ahí por dos largas y aburridas horas. Llego cansada a mi dormitorio después de una larga rutina. Tengo la última clase a las 4pm y son las 3pm, cosa que me deja con una hora de sueño. Pongo la alarma y cierro mis ojos. Estoy en una tienda que está siendo robada, se escuchan balazos y me escondo detrás de los estantes. Mi corazón late deprisa y pienso que voy a morir ahí mismo. Mi espalda golpea con la estantería dejando caer frituras, el ruido atrae a uno de los ladrones, estoy llorando y asustada. No veo venir un cuerpo que hace que me esconda bajo de él. Me he quedado estática, su voz me susurra que me calme y no haga nada. Me concentro en su aroma, y esto hace que me tranquilice. Los pasos del ladrón disminuyen y justo cuando está tan cerca de encontrarnos, uno de sus amigos lo llama y se va. No nos ha encontrado, doy gracias a Dios y al chico encima de mí. Una sonrisa aparece en sus labios y se levanta. Escucho las sirenas de la policía en camino, estamos a salvo. Le doy la gracias al chico y nos separamos. Después veo que le hace señas a una pareja enfrente mío que se encontraban a lado de mi estantería. Él me explica que son sus amigos. El sonido de mi alarma me hace despertar del sueño. Veo la hora, son las 4pm, me levanto tan rápido y tomo mi bolso saliendo del dormitorio tratando de llegar a mi clase. *** Mi cuerpo se sacude al son de la música, estoy en la pista bailando con mi amiga. Decidimos salir por unas copas porque el día lo ameritaba. Nos sentamos y pedimos otra copa. —Voy al baño —me dice mi amiga yéndose. Pido otra copa, ya que he terminado la anterior de un sorbo. Es cuando escucho por los altavoces una de mis canciones favoritas. Me bebo todo de un trago y salgo en busca de mi amiga para ir a bailar. Pero la encuentro besándose con un chico, así que la dejo y me dirijo a la pista sola a bailarla. Mi corazón está palpitando con un sentimiento extraño. Al otro lado de la pista veo a un chico bailar solo, parece sentir mi mirada porque me mira y sonríe. Ambos estamos bailando solos y eso nos hace sonreír. No nos acercamos, solo seguimos bailando cada quién en su lugar. Cuando termina la canción me voy a pedir otra copa y él desaparece de mi vista. —Me voy con ese chico —señala al chico que imagino era con el cual estaba besándose en el baño, me saluda. —Nos vemos. Y se va. Me termino mi copa y pago para irme. Ya que no tengo con quién seguir bailando. Al llegar a mi dormitorio me tumbo en la cama agradecida porque mi amiga se haya ido a la habitación del chico donde vive. Y caigo en coma hasta la mañana siguiente donde amanezco con sed y por desgracia tengo que ir a clases. Todo el día me la pasé tomando agua, pareciera que nunca se iba a ir la sed. Para cuando llega fin de semana, le llamo a papá para decirle que no iré a casa por un trabajo de clase que debería preparar en equipo. Así que es lo que me paso haciendo todo el sábado en casa de Sara, mi compañera de trabajo. Salgo en la noche de su casa y con mucha hambre, aunque me ofreció quedarme a cenar con su familia decliné la invitación. Y me fui a cenar alitas con salsa de tamarindo, mis favoritas. Cuando voy por mi segunda alita es cuando lo veo entrar. Creía estar confundida, pero ahora que lo veo, se me hace surrealista. Mis ojos no pueden despegarse de su rostro, y me digo que tal vez estoy dentro de un sueño. ¿Qué posibilidad hay que te encuentres en la vida real con la persona que soñaste? Cero, esa es la posibilidad, porque justo ahora siento un dejávú. Sus ojos me miran por unos instantes, pero sigue su camino, no me conoce. Obviamente no lo hace, porque nunca nos hemos visto, solo lo he visto en mi sueño donde asaltaban la tienda donde me encontraba. Pide su orden y se sienta a dos mesas lejos de mí, en la segunda fila. Mientras trato de reponerme de este momento extraño, como con tranquilidad tratando de no volverme loca y no dejar de mirarlo. Su orden llega y come tranquilamente. Sus ojos se conectan conmigo, el coraje llega a mí con una decisión firme. Me levanto de mi lugar y camino directo a él. Me siento a su lado sin pedir permiso y hago la pregunta. —¿Nos conocemos? —¿Debería? —no hay sonrisa ni coqueteó en sus palabras. —¿Nos hemos visto en algún lugar que yo no recuerde? —eso explicaría el por qué soñé con él. Tal vez nos habíamos visto y lo olvidé. —Nunca te había visto. —Está bien. Me levanto de la silla y me dirijo de nuevo a mi lugar. Tomo mi bolso y me largo de ahí, porque justo ahora me siento como una estúpida. Saco mis audífonos y el ¡pod. Escucho Runnin de Naughty Boy ft Beyonce, camino toda la calle con el aire pegando mi rostro. Recordando y haciendo huecos en blanco. Hasta que llego a mi dormitorio. *** Para cuando llega el fin de semana, estoy feliz de ir a casa, añoro ver a mi padre ya que el anterior fin de semana no pude. Mis primos están ahí y como hace un calor de infierno nos metemos a la alberca, llevo un traje de baño de dos piezas color azul, algo lindo. Mientras Sue, optó por uno sexy color rojo. Axel, solo lleva un short y el torso desnudo (una imagen muy buena de admirar) también se encuentra su novia Laura, mi hermano igual tiene a su novia con él. Gwendolyn y Megan, se encuentran jugando fuera de la alberca junto a los mayores que se encuentran tomando el sol. Llevo mi limonada a mis labios y se me hace refrescante. Me bronceo en una de las sillas apartados de los mayores. —¿No te meterás al agua? —pregunta Axel. Sacudo la cabeza. —Solo estoy bronceándome. Solo sonríe y se tira al agua con su novia. Media hora después entra la persona que menos quería ver ahora. Ronnin está aquí con su hermana. Lleva solo una camiseta sin mangas y un short. Se ve malditamente bien, su hermana solo un blusón transparente mostrando su traje de baño debajo, usa lentes y sombrero, también lleva un bolso con ella. Los hermanos perfectamente guapos están aquí. Mostrando su belleza, que parecen modelos. —¡Hey, Ronnin! —lo llama Walter. —Entra. Saludan a la familia y después se dirigen a Walter. Hablan por un rato hasta que mi hermano señala donde me encuentro. Levanto la revista tan rápido para que no se den cuenta que los miraba. Segundos después mi sol se va por una sombra, levanto la vista de mi revista y miro hacia arriba. —Hola soy Rosemary, Walter me dijo que podía hacerte compañía. —Hola, claro.  Soy Aileen —le tiendo mi mano y ella la sacude levemente. Ella se sienta en la otra silla que se encuentra a mi lado. Se pone bloqueador y un ¡pod con sus audífonos. —Puedes hablarme, te escucharé. La música está baja. —Sonríe. Al menos su hermana me cae mejor que el hermano. Sigo leyendo la revista, hasta que me debato en preguntarle algo. Antes de hacerlo miro a la alberca donde ya se encuentra Ronnin jugando con mi hermano y mi primo, y sus novias. También observo que mi prima Sue se les ha unido. Las chicas se encuentran en los hombros de los chicos e intentan derribarse, ver a mi prima estar así de cerca de Ronnin me hace sentir extraña. —¿Qué edad tienes? —pregunto a Rose. —20. —Tienes mi edad. ¿Estudias aquí? —Sip, —miro a todos en la alberca divirtiéndose. —¿No quieres mojarte? Se quita las gafas y me mira. —No, gracias. —Arruga la nariz. —¿Por qué no vas con ellos? Parecen que se están divirtiendo. Sacudo la cabeza. —Iré por algo a la casa. Me levanto de la silla y me introduzco dentro de la cocina. Saco deditos de queso y me llevo tres afuera. Cuando estoy fuera de casa dirigiéndome a mi silla de nuevo. Mis pies son levantados del suelo y los deditos de queso se caen de mis manos, grito, pero mi primo ni mi hermano me hacen caso. Están riéndose, veo que es lo que tratan de hacer y sin que pueda evitarlo me tiran al agua. —¡Idiotas! —estoy empapada, y ellos solo se ríen. A mi lado se encuentra Ronnin quien sonríe. Después no puedo evitarlo y me río también. Pasamos unas cuantas horas jugando, que me pregunto por qué no lo hice antes. Papá nos llama para comer, salgo del agua con una toalla sobre mis hombros, en el momento que lo hago mi cuerpo es sacudido con un escalofrío. Ronnin se da cuenta de ello y me rodea con un brazo para que pueda darme un poco de calor con su cuerpo, me pongo tensa, pero después me relajo. Mi pecho se agita, un miedo repentino aparece en mí. Así que me quito de su lado tan rápido y me dirijo hacia papá. Mi padre me da una mirada, que pienso ha visto todo. Cuando estoy a su lado no pregunta nada, así que me hago a la idea de que no vio nada de lo que pasó con Ronnin hace unos segundos. *** No hay nadie en casa, han decidido ir de compras, yo he declinado la invitación. Quería estar sola escuchando música. Pero cuando bajo a la cocina veo que también se han llevado a mi nana, así que estoy completamente sola. Decido ir por un helado y comprar un libro, me calzo unas sandalias y me llevo la Range Rover de papá. Paso primero por mi helado de pistache y camino por los alrededores. Son las seis de la tarde, y no hay sol, el viento sopla y se siente tan bien comer un helado con todos tus pensamientos siendo aclarados. Es refrescante. Estoy dirigiéndome a la librería, pero en mi camino se cruza una pareja sonriente y se besan justo frente a mí. Eso me da arcadas, siento un malestar agrio, quiero darme la vuelta e irme sin que me vieran. Pero eso no sucede, el chico es el primero en que me ve. —Hola, eres tú. —Su mirada es de pena, como si no quisiera que lo viera en esta situación comprometedora. No es que el chico haya estado intentando ligarme, pero se siente así. Como si me traicionara. —Hola, soy yo —finjo una sonrisa. La novia se da cuenta de mi presencia y se gira para verme. Es de mi estatura, cuerpo delgado y con un extenso cabello rubio/castaño, tiene trasero y senos redondos. La chica es un sueño para los hombres. Lleva una minifalda con un top y zapatillas. —Nena, ella es Aileen, mi vecina —la chica me mira de arriba abajo y sonríe. Aparentaba ser odiosa como la mierda, pero cuando abre la boca es tan dulce y tierna que es imposible odiarla. —Ronnin me ha contado de ti y tu hermano, es un placer conocerte —me tiende la mano con una sonrisa. —espero lleguemos a ser amigas —sus ojos son como caramelos. Es tan amable y linda, que podría llegar a ser mi amiga. Pero ambas somos tan diferentes, ella es lo blanco y yo el n***o. —Nos vemos, tengo que hacer algunas cosas —me despido de ellos. Entro a la librería y me voy a la última estantería. Esperaba que los libros me distrajeran de ese momento incómodo. Elijo la saga “Partials”, y la saga “Finding love”. También la trilogía de “Penryn y el fin de los tiempos” cuando salgo de la tienda una voz me asusta. —Pensé que te quedarías a dormir dentro de esa librería. Me giro sabiendo a quién pertenece esa voz profunda. —Creí que habías acompañado a tu novia a su casa. Eso es lo que hacen los chicos con sus novias ¿no es así? —¿Escucho celos ahí? Debo estar escuchando mal. —Sonríe engreído. —No escuchas celos. Estarías pensando cosas que no son si eso es lo que escuchas. —Ataco. —Tienes novia. —¿Y? las chicas pueden tener celos de mi novia porque les gusto. —¿Escucho un alto Ego allí? A mí no me gustas. —Estoy enojándome. ¿cómo puede ser así de cínico teniendo novia? —¿Segura? Presiento que mientes. —se acerca a mí con una excitación en sus ojos que no vi en él antes. Este chico tiene diferentes facetas. —Porque a mí sí me gustas. Ok. Esto se acaba de descontrolar. —Ahora pienso yo que acabo de escuchar mal. —Es la verdad. Y aunque está mal decirte eso, me gustas. Me vuelves otra persona que no reconozco cuando estoy a tu lado. —Está a mi lado, tan cerca que nuestras respiraciones se mezclan. Toma mi cintura y me acerca a su cuerpo, estamos rozándonos y eso me hace excitarme. Me veo queriendo ese beso también, suelto los libros (un crimen) escuchándolos caer y llevo mis manos a su cuello acercándolo más cerca de mí. Mis labios están sobre los suyos, nos besamos saboreándonos, el muerde mi labio levemente haciendo que mi cuerpo se encienda y quiera más. Justo ahora quisiera que estemos en un lugar para nosotros solos. Él me sujeta más fuerte y yo gimo, besa rico y pronto nuestras lenguas se unen también. Este es el beso más excitante que me han dado hasta ahora. Uno del cual me ha provocado querer más que un beso. Nuestras respiraciones son agitadas y podría quedarme aquí todo el tiempo besándonos. Pero nos separamos y la magia termina. —Perdóname. —Vuelve el chico atento y serio. Se aleja de mí y la llama de sus ojos se ha ido. ¿Quién rayos eres? Se da la vuelta y se va, dejándome sola. ¿Qué demonios fue eso? Primero me besa y después se va. Tomo mis libros y me largo de ahí, justo ahora pienso en llegar a masturbarme para quitarme el deseo de tener sexo. Pero no lo haré, estoy más enojada que excitada. Ese hijo de puta qué se ha creído. Cuando llego a casa, todos están ahí. —Creí que querías quedarte en casa, si querías salir nos hubieras dicho —dice papá. —Solo fui por unos libros. —Enseño las bolsas. —Iré a dormir. —¿No cenarás con nosotros? —todos me miran. —Discúlpenme, pero no me siento bien. —¿Estás enferma? —sacudo la cabeza. —Solo quiero descansar. Buenas noches. Pongo los libros en mi escritorio y me quito la ropa quedando en ropa interior. Cuando voy por mi pijama, me fijo en las ventanas abiertas y la luz encendida de la habitación de Ronnin. Él yace ahí mirándome. Le enseño mi dedo medio y cierro las persianas. Mi cuerpo está en llamas, y no quiero hacer algo de lo que después me arrepienta. Tomo un baño de agua fría y me meto a la cama, no duermo porque mi cabeza sigue pensando en ese beso. Ese maldito beso que estará en mi cabeza por los siguientes días. *** Regreso al campus sin ver a Ronnin. Pienso que si lo veo haré cosas de las que me arrepienta después. Llegué a la conclusión de que el idiota me gusta. Pero el problema es que tiene novia, si lo sé, eso no es una imposición para mí. Pero sería la primera vez que me metiera en una relación, y no quiero hacerlo, está mal visto para todos. —¿Tu culo no tuvo diversión el fin de semana? —Heather está a mi lado sonriendo. Vamos a clases.  —¿Se nota tanto? —ella ríe. —¿Quieres que te consiga a un amigo de Gale? —sacudo mi cabeza. Los amigos de Gale, el novio de Heather, no son lo mío. Me he de ver frustrada. Ya hace cuatro meses que no tengo sexo. —No te preocupes. Tengo a alguien en mente. —¿Y por qué no ha hecho su trabajo? —alza una ceja. —¿Qué piensas de que me guste un chico que tiene novia? Sonríe. —Si te gusta demasiado y tú le gustas a él, no veo que haya algo que se lo impida. Hazle caso a tu cuerpo y no a tu corazón, porque entonces no conseguirás nada en esta vida pensando con el corazón. Me mordí el labio. Heather tenía razón. —Lo pensaré. —No lo pienses, solo hazlo. Así la culpa no tendrá cabida en tu mente ni corazón. Me palmeó el trasero y se fue. Los días pasaron y seguía pensando cada vez más fuerte a Ronnin, soñaba que él me tocaba y besaba por todas partes. Pronto sentí la necesidad de que el sueño se hiciera real, lo deseaba carnalmente. Y esto no podría seguir así. Cuando llegó el día de ir a con papá, lo primero que hice fue ir a su casa. Solo que me quedé sorprendida al ver a su madre abrir la puerta. —Hola señora. Buenas tardes ¿está Ronnin? Soy la vecina de al lado. —Tendí mi mano y ella la estrechó con una sonrisa. —Eres Aileen, tu padre me habló de ti. Que hermosa eres, y sí, claro que está Ronnin, pasa querida. —Entramos a la sala —Quería tanto conocerte, pero el trabajo me tiene absorbida. Que gusto que nos vinieras a visitar. Mi esposo también quiere conocerte, espero que mañana puedas venir a casa porque tendremos una comida en el jardín, dile a tu familia si gustan venir. —Gracias, señora. —Dime Grettel —Sonrió.  —Le diré a mi padre, Grettel —sonreí. Ronnin llegó en ese momento y cuando lo vi mi cuerpo se alteró, miré sus labios y subí a sus ojos. Vi una pequeña llama de excitación. —Ya conociste a la vecina —dijo Ronnin. —Es una chica hermosa —apuntó su madre. —Los dejo solos ¿quieres algo de comer o beber? —preguntó. —No, gracias. Nos vemos mañana, Grettel. —¿Vendrás? —se escuchaba sorprendido. —Lo haré. ¿No me quieres en tu casa mañana? —No es eso. Solo creí que no querías verme. —Estoy aquí para verte. Tenemos que hablar. —Lo sé ¿quieres que vayamos a mi habitación? —asentí. Cuando entramos, encontré una habitación ordenada. Una habitación de un maniático de la perfección. —Justo como me lo imaginé. —¿Te has imaginado como sería mi habitación? —hay sorpresa en su voz. Me la había imaginado cuando soñaba con él haciéndome suya. —Sí, lo hice. —Espero que no me odies por lo de ese día. Salí huyendo porque no pude controlarme. Pienso que estuvo mal hacerlo, estaba traicionando a Mónica y eso me hizo sentir como un miserable. Se llama Mónica, que feo nombre…me recuerda a una momia. Alejo ese pensamiento de mí. —Tú fuiste el que empezaste y solo me dejaste allí sola. Estaba enojada contigo, y sigo estándolo, pero igual quería ese beso. Yo lo inicié también. ¿es cierto que te gusto? Hubo un silencio, y cuando me miró a los ojos vi de nuevo esa excitación que hizo a mi cuerpo reaccionar. —Más de lo que debería. No te puedo sacar de mi cabeza, te deseo tanto. —Se acerca a mí y eso me hace reaccionar. Estoy mirando a sus labios. —Tú también me gustas. —¿Lo hago? —Estuve pensando en ti toda la semana, en tu beso y deseándote. Me acerqué a él. Esta vez tomó mi rostro y me besó, mi cuerpo vibró ante su toque. Caminamos hasta la cama y me acosté en ella, su cuerpo estaba encima mío y sus manos comenzaron a recorrerme como en mis sueños. Besó mi cuello y la curvatura de mis pechos. Mi sexo comenzó a palpitar queriendo más. Quité su playera y yo la mía. Su mano pronto estaba en mis pantalones, introduciéndola sintiendo mi humedad. Eso me hizo dejar escapar un gemido. Su lengua recorrió mi boca y cuello, chupando mis pezones, acariciándolos. Era exquisito. Subí una de mis piernas a su espalda y lo hice empujar hacia mi centro. Lo quería dentro de mí. —Sabes exquisita —susurró en mi oído. —Te quiero dentro de mí, ahora —suspiré. Su madre tocó a la puerta y eso hizo que nos separáramos. —¿Están ahí? ¿Ronnin? —Si mamá. Aquí estamos. ¿Qué pasa? —Iré al trabajo. Nos vemos Aileen. —Un sonrojo me recorrió el cuerpo. Ella sabía que hacíamos en su habitación. —Sí, Grettel. —grité en respuesta. Cuando escuchamos el auto irse, se fue la tensión de mi cuerpo y con eso el deseo de tener sexo con Ronnin. —Es tiempo de irme. —¿Ahora? Mi madre se fue, no tienes por qué irte. —Se me fueron las ganas Ronnin. —Me puse mi playera y abroché mis pantalones —para la próxima. —¿Me dejaras así? —miré a sus pantalones abultados. —Báñate con agua fría —como yo hice la vez que me dejaste así. Pero no se lo diría. Esto era suficiente para pasar vergüenza. Me acerqué a él y me senté con mis piernas a cada lado de sus caderas, sentí su erección. Lo besé introduciendo mi lengua y mordiendo. Lo sentí ponerse más duro, eso me hizo sentirme mala y traviesa. Me removí en sus piernas y después me levanté. —Nos vemos mañana —y salí por la puerta. Era una calienta pollas, lo sabía y saber qué pensaría en mí todo el día, me hacía sentir bien. Aunque para todos estuviera mal, él me gustaba y no me interesaba que tuviera novia. Ambos nos gustábamos. Y el deseo era mayor que mi remordimiento. *** Era una comida como las que mi padre me hacía cuando llegaba a casa, solo que esta comida era más bien para celebrar el cumpleaños de mi vecino y Grettel no me había dicho nada para llevar un regalo. Cuando se lo reclamé solo me sonrió y me dijo que me divirtiera. Que no le gustase que todos anduvieran diciendo la edad que cumplía. Grettel era una mujer bien parecida, guapa y vestía vestidos elegantes, una madre atractiva. Hace un rato conocí al padre de Ronnin, Josh, un hombre de ojos azules y de tez morena, muy atractivo a su edad, me parecía mucho a Robert Downye Jr. Ese hombre me volvía loca, pero eso no significaba que el padre de Ronnin me atrajera, el único que me tenía como loca era Ronnin y no veía la hora de que estuviera solo, para besarlo. Su novia se encontraba en la fiesta, así que no se le despegaba ningún minuto. —Llevas mirando al vecino desde que llegamos. ¿Sucede algo? —mi hermano me atrapó. —Estoy enojada con él. —¿Por qué? —tomó de su coctel de frutas. —Me rompió un libro —mentí. —El día que fui a comprar los libros, me lo encontré y rompió por accidente un libro mío. Así que eso es suficiente para mirarlo hasta que se incomode. —Esto era una buena excusa. Sé que la creerá porque sabe que quién se mete con mis libros, no se la libra tan fácil. Una vez mi hermano llevó uno de mis libros para donar a la escuela, y cuando me enteré lo único que hice fue decirle a su novia que él tenía herpes y la había engañado. Terminaron, pero después él me suplicó que le dijera la verdad, lo hice con la condición de que nunca tocara mis libros ni mis cosas, y lo hizo. Volvieron después. Me tiene miedo. Sabe de lo que soy capaz. —Lo creo. Pobre chico, no sabe lo que se espera —se alejó de mí para ir a hablar con papá. Él se encontraba en una charla con el papá de Ronnin. Hombres de negocios, cuando vi que mi hermano no observaba y que la novia de Ronnin se había ido de su lado por un momento, fue la oportunidad que esperaba. Caminé con decisión hacia él y lo arrastré hacia el interior de la casa, metiéndonos en el primer lugar que encontramos. Un despacho, que pertenecía a su padre, me imagino. Lo besé ahí, duro y necesitada. Mis labios recorrieron cada centímetro de su boca y mi lengua se unió a la suya. Sus manos viajaron a mi cadera y me levantó, haciendo que mi culo quedara en el escritorio de su padre y mis piernas colgaran a cada lado de sus caderas. Sentí su m*****o endurecerse al momento que mi interior se humedecía. —¿Quieres que lo hagamos aquí? —preguntó mientras besaba mi cuello. —Sí. Necesitaba que mi deseo carnal quedara satisfecho. Para que de esa forma no quisiera nada con él. Solo era de utilizarlo y botarlo. Empecé a desabotonar su camisa y él bajó la parte superior de mi vestido. Mis pechos quedaron al descubierto, porque el vestido no necesitaba que llevara sostén, así que mis senos estaban erectos, tan necesitados de su boca. Sus ojos me recorrieron y bajó sus labios a uno de ellos, acariciándolos con su lengua, mi cabeza se fue hacia atrás del exquisito placer que eso me hacía sentir. Llevé mis manos a su sedoso cabello y lo sostuve ahí todo lo que necesitaba, mis piernas se apretaron a su culo y lo hicieron que este se endureciera más. Rápidamente mis manos volaron a su cinturón, abriendo su pantalón y sacando a su m*****o. Mi vestido fue alzado quedando hasta mi cintura, y mis bragas fueron rotas por sus manos grandes y desesperadas, pronto mi centro se calentó más, haciendo que palpitara con ansias de que se introdujera dentro de mí. —Te necesito dentro de mí —susurré encrespadamente. Mi voz no podía controlarse por el deseo. Introdujo uno de sus dedos en mi interior haciendo que mi cuerpo se excitara más, besó mis labios mientras lo sacaba y metía. Después metió otro, dos dedos dentro de mí que hacían que mi mundo girase a su plenitud. Sus labios estaban por todas partes, esto se sentía tan bien y lo hacía mejor saber que corríamos el riesgo de ser descubierto. Me encontraba húmeda y lista. Sostuvo mis caderas con fuerza y se introdujo dentro de mí, mi boca se abrió en una O y se iba abriendo más cuando se habría paso. Mis piernas se aferraron a él, y juntos comenzamos a mecernos en un deseo carnal que tanto deseábamos, sus embestidas eran rudas y fuertes, mordí un hombro suyo y él agarró uno de mis senos y los apretó levemente haciendo que eso me excitara más. Mis labios se dirigieron a su oreja y lamí, besé su cuello y mordisquee entre el cuello y el hombro, algo que se pudiera cubrir con la camisa o playera, pero que no podría ocultar al quitársela, eso me aseguraba que no tendría sexo con su novia hoy. No podía dejarlo ir después sabiendo que se acostaría con ella. Estaba marcando a este hombre como mío. —Creo que tendríamos que ver eso, si quieres puedo recomendarte a uno de mis mejores abogados en esa área —la voz del padre de Ronnin fue escuchada cerca del despacho. —Te agradecería mucho eso Josh, necesito planear esto con anticipación —y esa era la voz de mi padre. Mierda. Ellos venían al despacho donde nosotros nos encontrábamos teniendo sexo. —Vienen hacia aquí —susurré a Ronnin. Mi excitación se había esfumado un poco. Mi padre no podía verme en esta situación, nunca de los nunca. —Necesito que salgas dentro de mí. Ahora —La cara de Ronnin me dijo que no quería eso, pero no podía arriesgarme a que me viera así mi padre. Lo empujé despacio para que saliera, y aunque no quería sacó a su m*****o de mi interior. —Estaba a punto de llegar —espetó. —Pues te hubieras apurado —Imbécil. Me acomodé mi vestido y recogí lo que quedaba de mis bragas. Nos apuramos a escondernos en algún lugar, fuimos hacia un librero y nos metimos ahí. La puerta fue abierta dejando escuchar a los dos hombres hablando de negocios. —Déjame encontrar la tarjeta —se escuchó a Josh buscar entre los cajones del escritorio —¿Quieres un trago? —ofreció. Maldita sea, sino se iban rápido estaba segura que mi culo se entumecería ahí. El lugar era pequeño para los dos, y mi culo estaba entre las piernas de Ronnie donde podía sentir el duro m*****o de él. Y eso me hacía querer hacerlo ahí, lo único que me lo impedía era porque es un lugar pequeño.
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