Capítulo 3- Parte 2

4353 Palabras
Mientras nuestros padres hablaban sobre la última crisis de una de las competencias de mi padre. Ronnin tenía su mano en mis pechos y estaba masajeándolos tan deliciosamente que mi clítoris estaba vibrando queriendo atención, también. —Te gusta esto nena, verdad —susurró en mi oído. Mi respiración se atascó. Una de sus manos viajó a mis piernas, abriéndose paso entre mis muslos metió su mano y masajeó mi clítoris. Mis labios fueron también recibidos con buena atención. Una mano en mi seno y otra en mi humedad, no eran buena combinación. —¿Qué te pareció mi hijo Ronnin? —inquirió Josh. —Es un buen muchacho, me parece muy trabajador e inteligente. —Lo es. Es uno de mis mejores abogados en el bufete. Solo que a veces se sobrepasa con el trabajo, por eso ha recaído y lo tengo en descanso. —Suele pasarme, se me van las horas en el trabajo. A cualquiera le puede pasar, estamos tan acostumbrados a trabajar diario que se nos olvida hasta comer. —Lo sé, estoy identificado con ello. Pero no quiero que mi hijo se vuelva un adicto al trabajo como yo. Es por ello que lo tengo fuera por unas semanas. Aunque no crea que dure tanto sin pedirme que regrese a trabajar. —Ríe. —Por cierto, tu hija se ve que es una persona inteligente y muy fuerte de carácter. —Lo es. Está preparándose para recibir mi puesto en la empresa. Su hermano también tomará cargo con ella, pero mayoritariamente quiere dedicarse a una fundación que va a fundar con ayuda de nuestra empresa y la empresa de su madre. —Grandes chicos tienes ahí, eh. ¿Has pensado en volver a casarte? Mi respiración se atascó, no por las manos de Ronnin en mi cuerpo. Si no por la espera de la respuesta de mi padre. Yo también le había hecho esa pregunta, pero quería escuchar si respondía lo mismo o si había cambiado de opinión. —No. Mi esposa Becky fue la única persona a la que pude amar, y sigo amando. Así que no creo en un futuro tener una relación con otra persona o casarme. Con mis hijos y familia es suficiente, estoy satisfecho. —mi corazón se detuvo. Mi cuerpo dejó de reaccionar a los toques de Ronnin, y él paró. Quería salir del librero y gritarle a papá que lo amaba tanto, pero quería que saliera con otras mujeres, que rehiciera su vida. Pero sabía que me respondería lo mismo que le respondió al padre de Ronnin; nosotros éramos suficiente para él y tenía que respetar su decisión de no querer rehacer su vida, aunque me doliera. Los hombres salieron del despacho y con ello nosotros de nuestro escondite. Todo el deseo carnal se había esfumado y lo único que quería era irme de ahí. Me acomodé mi vestido y mi pelo, me dirigí a la puerta sin decirle ninguna palabra a Ronnin, encontré un baño antes de encontrarme con todos en la fiesta y me arreglé para parecer presentable y no tener una cara de que había cogido con Ronnin hace unos minutos. Cuando estuve devuelta en la fiesta, lo primero que hice fue buscar a papá, pero no lo encontré. Ronnin estaba con su novia, cuando me miró hizo como si no hubiera pasado nada entre nosotros y besó a su novia delante de mí. Eso me hizo querer ir a golpearle, pero sabía que no estaba en mi derecho de reclamar nada. Mi hermano se encontraba hablando con unos vecinos de la otra calle, así que fui a preguntarle por papá. —¿No lo has visto? —sacudió su cabeza. —Solo vi que fue con el Sr. St James al interior de la casa. ¿Dónde estaba? Hace rato que salieron del despacho. Encontré al papá de Ronnin y le pregunté a él. —Me dijo que se sentía cansado y se fue a casa. Corrí fuera de la casa de los St. James a mi casa. Subí a la habitación de papá, pero no lo encontré ahí. No estaba en la casa. Llamé a su celular, pero enviaba directo a buzón. Miré un cuadro que colgaba en la sala, de mamá. Entonces lo supe. Había ido a verla a su tumba. Tomé las llaves de la Range Rover y manejé hasta el cementerio. Su camioneta estaba ahí. Me bajé de la camioneta y caminé por el cementerio hasta ver a mi padre en la tumba de mamá. Hablaba con ella, me quedé cerca para escucharlo. —El mes pasado no pude venir porque Aileen quería hacer ese viaje conmigo que tanto quería. Y hoy he venido desde una fiesta de los vecinos ¿sabes que Aileen y el vecino se gustan? —me quedé estática ¿papá sabía sobre el vecino? Espero que no se haya dado cuenta que estuve en el despacho teniendo sexo con él. —Hoy los he visto salir del despacho donde me encontraba con el papá de Ronnin, el muchacho se ve buena persona. Pero tú sabes que los hombres somos muy egoístas y cabrones. Me conociste así, y te hice mucho daño. No quiero que tampoco se lo hagan a mi hija, sé que tendría que llegar el día que pagara por todo el dolor que les causé a las chicas que usé en mi juventud, pero mi niña no debe de pagar eso. Es una mujer inteligente y fuerte, y sé que puede defenderse sola, y que también se daría cuenta del tipo de chico con el que trata. Pero sabes que una vez que el amor entra a tu corazón, es difícil ver la realidad, y separar de lo que te lastima de lo que te hace feliz. No quiero que ella caiga en un agujero de dolor con el amor. Cuando la vi salir de ese despacho con ese muchacho, ella se veía con el cabello alborotado, si sabes a lo que me refiero. Sé lo que estaba haciendo ahí dentro ella con él. No soy ingenuo. —Sonríe —Fui joven y era igual o peor que eso. —Se ríe de su propia broma, y me veo imaginando a mi padre, todo chico malo teniendo sexo a escondidas con mi madre, la imagen solo me saca una sonrisa y la borro de mis labios. —Te extraño —su voz adquirió un tono triste y melancólico. Mi corazón comenzó a correr y con ello yo también, no me quedaría a ver como mi padre lloraba otra vez por mamá. Me subí a la camioneta y manejé sin rumbo hasta que me di cuenta que estaba por salirme del estado. Me orillé a un lado y puse mi cabeza en el volante, las lágrimas salieron sin más. Nadie me podía escuchar aquí, necesitaba sacar todo lo que tenía dentro de mí, semanas sin permitirme llorar, todo estaba acumulado. Estaba siendo una vida difícil para mí cada vez más. Di la vuelta y regresé a casa. *** No me despedí de Ronnin cuando partí de regreso a la universidad, solo me fui temprano, tampoco salí a correr los días que me quedé en casa. Papá llamó ese día preguntándome si me sucedía algo, que había estado muy callada y tranquila los siguientes días. Solo le dije las palabras que quería escuchar, que me encontraba bien. Aunque desde ese día que mi papá fue al cementerio me sentí diferente. No sabría explicarlo. Ignoro toda la semana las llamadas de Ronnin. No voy a casa ese fin de semana. Llevo mi culo en la noche a un club, bebo y bailo hasta que mis pies se sienten flotar, pero no soy yo la que floto. Alguien me carga y me saca del club. Miro a mi alrededor, me encuentro en la parte trasera del club, estamos solos. Si este tipo quiere hacerme algo yo no podría hacer nada para detenerlo, porque estoy alcoholizada, ni puedo sostenerme en pie. —Haz lo que vayas a hacer conmigo. No me importa —suelto enojada. Estoy enojada y no sé por qué. —Te saqué, porque estabas a punto de caer en coma en el piso. No te saqué para hacerte daño, no soy ese tipo de persona —me río. —¿Y qué tipo de persona eres? Príncipe azul —me burlo. Estoy sentada sobre mi trasero y tan cansada que quiero solo dormir. Abro la boca en un bostezo porque esta conversación me ha aburrido. —El tipo que salva tu culo de ser violado —me sube a su hombro. Veo sus pies y mi cara quedó en su culo, uno que parece estar en forma. —Oye tienes un buen culo —comienzo a palmearlo y a reírme. Mis manos acarician su trasero, pizcándolo —quisiera verlo desnudo y tocarlo. Apuesto a que tienes hoyuelos en ellos como los bebés. —Río de tan solo pensarlo. —Deja de tocarme —espeta, aunque no parece enojado. Su voz es plana sin humor. —¿Estoy siendo violado por ti o qué? —Me gustaría violarte —me carcajeo. —Ya quisiera ver eso —siento humor en su voz. No debe ser tan malo. Le doy una última palmeada en su trasero antes de que me baje y suba a un taxi. Me acuesta en la parte trasera y mis ojos no pueden enfocarle el rostro. Él se sube conmigo, lo siguiente que hace es atraerme a su cuerpo en un abrazo. Olisqueo su aroma, es difícil de descifrarlo, pero estoy encantada con él. Me acomodo en su pecho y me doy una larga siesta, eso es lo que parece porque después no me acuerdo ni como me bajó del taxi y llegué a mi cama. Cuando despierto pienso que fue todo un sueño. Que el hombre caballeroso que me trajo anoche fue producto de mi cabeza, pero mi compañera de habitación me confirma todo. —No puedo creer que te hayas puesto en peligro así. —sacude su cabeza. —Debiste decirme para que fuera contigo, sino fuera por ese hombre no sé qué te hubiera hecho ¿no te hizo daño? Sacudo la cabeza. Ojalá recordara quién era, pero mi mente no me apoya en ello. —¿Te dijo algo? —Solo que era trabajador del club y le mandaron a cuidarte. Dijo que solo hacía su trabajo. ¿Trabajador del club? —No sé. Las siguientes horas me las paso tratando de recordar algo, pero nada llega a mí, es como si una marea se hubiera llevado todo y dejado sin nada. Salgo con Heather a la biblioteca a investigar una tarea. Escojo cinco libros de economía y en el segundo libro dejo caer mi cabeza entre las páginas. Estoy agotada, mi cerebro no quiere ningún precio, compra y venta más. Mi cabello cae al frente. Y ese simple hecho hace que recuerde la misma escena en la preparatoria, cuando el chico que me gustaba entró a la biblioteca y dio una mirada hacia donde me encontraba, nuestros ojos se conectaron, pero desvié la mirada. Mi corazón latía rápido, y estaba segura que eso significaban problemas, había dejado recientemente de gustarme un chico cuando este otro comenzó. Lo sé, cambio rápidamente de gustos, no me llego a enamorar, pero si me flechan unos meses. Mi crush entró y se sentó una mesa separándonos y en el mismo lado donde me encontraba yo. Di dos miradas disimuladas, pero él estaba concentrado en su libro. No duró ni veinte minutos cuando se fue. Y yo me quedé ahí queriendo irme con él, pero necesitaba estudiar para mi examen, el cual aprobé, pero con una baja calificación porque mi mente estaba con él. El chico que me gustó por más de tres meses y después desapareció el gusto en vacaciones. Así sin más. No sé porque recuerdo esto. Es algo similar a lo de ese tiempo, pero con algo diferente. El chico que me gusta no entra a la biblioteca. Termino de leer el último libro y sacar apuntes, me voy con Heather a tomar un cappuccino, cuando comienza a llover. La cafetería está llenísima. Charlamos de cosas triviales, no le cuento de Ronnin, siento que no es el momento. Tal vez después. Entran y salen varias personas, pero una de ellas me llama la atención, no sé quién es, pero su aroma me tiene. Es el mismo aroma del hombre que me llevó a salvo al campus. Es lo único que recuerdo de él. Busco entre las personas, pero está demasiado lleno, no logro recordar ni el rostro. Heather me dice que tenemos que irnos y es lo que hacemos, antes de salir por la puerta doy una última mirada, pero no lo encuentro. Estoy curiosa acerca de él, de saber quién es. El recuerdo de tocarle el trasero al hombre que me sacó del club llega en la clase de matemáticas aplicadas, y tengo toda la atención del salón. —¿Quiere compartir algo con la clase Srita? —pregunta el catedrático. —No es nada. Solo olvidé darle de comer a mi gato. Sigo tomando apuntes como si eso dependiera de mi vida, pero lo que hago es tratar de olvidar lo vergonzosa que me comporté esa noche. Ahora espero nunca conocer a ese hombre, moriría de vergüenza. El fin de semana llega, así que viajo a casa. No encuentro a papá en casa, ni a mi hermano. Así que salgo a tomar aire fresco, el sol se ha escondido, parece que va llover porque se ha oscurecido y los árboles están sueltos y meneándose como locos, una tormenta se acerca. Me encanta este tipo de clima, me hace sentir melancólica. Voy comiendo un helado de pistache, cuando tropiezo con la persona que no quería ver en este momento. —Pensé que no llegarías este finde —suelta mi prima. —Creí que me habías cedido el trono —sonríe. Lleva unas bolsas de compras. —Este es mi hogar, puedo venir cuando yo quiera. Y no existe ningún trono cabeza hueca. Deja de comprar tanta ropa que te afecta el cerebro. Sirve para algo de una buena vez —espeto enojada.  Y la dejo con la palabra en la boca, cuando camino la empujo fuera de mi camino. Entonces algo que nunca pensé escuchar de ella, salen de su boca. —¿Por qué me odias? Me detengo. —No lo hago. Solo no eres de mi agrado. Me giro sobre mis talones, está mirándome con los ojos vidriosos. Y creo que me he pasado de la raya. Ese pensamiento estúpido lo desecho, ella no tiene ni sentimientos, podría herirme si quisiera y no sentiría culpa. Por qué debo hacerlo yo, entonces. —Búscate a quién molestar con tus preguntas estúpidas o sigue gastando el dinero de tus padres para ver si así llenan tu corazón vacío y tu cabeza podrida. Y sin más me retiro. Me repito que se lo merece. Aunque no sé por qué tengo este sentimiento de que nadie se merece estas palabras. Sé que he desquitado mi mal humor en ella, pero fue la que me habló, si ella hubiera seguido caminando sin reconocerme, se hubiera evitado todo el mal humor mío que acabo de echar en ella. Compro pan y lo llevo a la casa, encuentro el auto de mi hermano y el de mi padre en la entrada. —Pensé que no vendrías a casa este fin de semana. —¿Por qué todos piensan eso? —murmuro. —Qué alegría verte hija. —Igual me da gusto padre —lo abrazo y beso. Cenamos juntos, y pregunto por mi tía Angie y Josh, ellos no han venido a cenar con nosotros como siempre lo hacen cada finde. —Tuvieron un compromiso ésta noche. —Es todo lo que me dice. Pienso que tal vez mi prima les haya dicho acerca de lo que le dije y ellos estaban enojados así que no quisieron venir a cenar con nosotros por mi culpa. Pero si eso hubiera pasado, mi tía Angie le hubiera reclamado a mi padre, cosa que no sucedió. Así que debió ser un compromiso. —Me retiraré, estoy cansada. Le doy un beso de buenas noches a mi padre y me despido de mi hermano Walter. En mi habitación me acerco a la ventana que da a la habitación de Ronnin, todas las luces están apagadas. Así que debe estar durmiendo o en casa de su novia. *** Corro hasta casa de mis tíos. No sé por qué lo he hecho, tal vez la culpa de que traté mal a mi prima. Las luces están encendidas, y veo a personas caminar en la sala, pronto deslumbro manos alzadas, gestos violentos, como si mis tíos estuvieran teniendo una pelea. Pero tal vez es mi imaginación, miro hacia la ventana de mi prima, las luces están apagadas. Sigo con mi camino hasta llegar a mi casa. Ronnin está en la entrada de mi casa. —Creí que no volverías —comienza levantándose del suelo. —Es mi casa, tengo que volver ¿algún problema? —alza las manos en rendición. —Parece que alguien se levantó de mal humor esta mañana —me toma de la cintura y trata de acercarme a su cuerpo para darme un beso en la boca, pero retrocedo quitándome sus manos de encima. Me siento sucia. —¿Qué estás haciendo? —inquiero. —¿Por qué has estado evitando mis llamadas y mensajes? Antes nos tratábamos bien ¿por qué cambió ahora? —no tengo una respuesta para eso. —Odio que me respondan con otra pregunta. —Quiero saber que cambió entre nosotros. La última vez tuvimos sexo en la oficina de mi padre. ‘Sexo’ esa palabra saliendo de su boca como si no valiera nada. Me hace sentir náuseas. Trato de quitarlo del camino para entrar a mi casa. —No. Vamos a hablar —me toma del brazo y me roba un beso. —¿Qué haces? —escupo. —¿Qué quieres de mí, Aileen? Sabías que tenía novia y no puedo dejarla. ¿Es eso? —No sé. Me siento incómoda. —¿Incómoda? ¿conmigo? No sé qué está pasando por tu cabeza, pero sí sé que nos gustamos. Me lo dejaste claro ese día. Me tiene tomada de la cintura cerca de su cuerpo, nuestras respiraciones se mezclan y todo mi cuerpo vibra en reconocimiento. —Te deseo. —Su aliento golpea con mi boca, mi corazón corre, pero mi cuerpo no le hace caso. Se queda ahí. —Necesito tiempo para pensar las cosas. Es la primera vez que hago esto, y alguien de los tres saldrá dañado. Es la primera vez desde que tuve sexo con él que logro pensar acerca de lo que pasaría si él quisiera algo más. Antes no me importó, pero después de que mi padre supo de ello, me hizo sentir sucia y como una puta. No quería defraudar a mi padre, me negaba a verle decepcionado de mí. Eso me rompería, porque lo amaba. —Sé que es difícil, pero la quiero también a ella, pero a ti te deseo más. No pude dejar de pensar en ti en todos estos días que no respondiste mis textos. —sus manos ahuecaron mi rostro y me besan profundamente sus labios.  Sabía que este sentimiento contradictorio que estaba creciendo dentro de mí iba a traer problemas. Me di un baño y lo pensé toda la tarde. Lo deseaba mucho, pero él no podía dejar a su novia ¿estaba dispuesta a dejarle pasar por alto eso? ¿podría ser capaz de compartirlo? Cuando tomé la decisión, pensé en que esta vez sería quién con la que se quedara el chico, no con la que utilizaban para que su novia se pusiera celosa. Estaba segura de no engañarme, aunque eso estaba por verse. *** Los siguientes fines de semanas mis tíos no habían ido tampoco a casa. Y me había estado encontrando con Ronnin a escondidas de todos, mi padre tal vez se dio cuenta de ello, ya que sabía lo que sucedía entre nosotros desde ese día en la oficina del padre de Ronnin. Nuestras noches eran alucinantes, salíamos a bailar y teníamos sexo en donde sea, estábamos siendo precavidos de ir a los antros lejos donde nadie lo conociera y pudiera decirle a su novia. Siento que me encapriché con Ronnin, entre más tiempo pasaba con él, más necesitaba estar a su lado. —Parece que has sido una niña mala —comentó mi prima. Desde el día que le dije esas palabras feas, no me había dirigido la palabra hasta ahora. Estaba toda la familia reunida como todos los fines de semanas, sus padres también están presentes, ríen y conviven con todos. Así que mi cabeza va al recuerdo de la pelea en la sala, pienso que solo fue una pequeña discusión, porque ahora se ven como siempre. —Una persona puede engañarse a sí misma pero no a los demás. —Mira a sus padres y después a mí con una sonrisa —Pero todos sabemos que la única que se lastima es esa persona que piensa que puede engañar a los demás. Como dice el dicho ‘Las apariencias engañan’ primita —me guiña antes de irse. ¿Ella sabe lo mío con Ronnin? Es la única respuesta que encuentro a lo que me acaba de decir. Esa noche voy a un club con mis conocidos. Liz, compañera de la preparatoria ha hecho esta salida con otros amigos. —¿Esa no es tu prima? —señala hacia la chica que parece ebria lanzándosele a un hombre. Este la toquetea y a ella no parece importarle. —Lo es. Sigo hablando con mis amigos sin tomarle importancia a mi prima. Es su vida, no puedo hacer nada si ella decide hacer lo que quiera. Es en la cuarta bebida cuando veo que este hombre la saca de la pista y la lleva a la parte trasera del club. Sigo bebiendo y bailando, como si no me importara, pero presiento algo malo. Así que sigo mis instintos encontrándolo queriendo bajarle la ropa interior. Ella está inconsciente. —Lo que estas tratando de hacer se llama violación. —¿Quién rayos eres? Metete en tus asuntos pequeña puta. La cólera invade mi cuerpo. —Quita tus sucias manos encima de ella. —siseo. —Déjame en paz. Prosigue queriendo bajarle las bragas. Lo detengo y tiro de su mano hacia atrás. —Te dije que quites tus asquerosas manos encima de mi prima. —Golpeo su rostro y después lo pateo. Cualquiera que viera a un hombre una cabeza más alta que yo y a una mujer delgada y sin musculo, pensaría que yo tengo las de perder. Pero no saben que soy cinturón n***o en Taekwondo. Doy una patada a su estómago y tomo de soporte la pared para levantarme y dar una vuelta con una patada directo a su rostro, lo hace noquearlo. Recojo a mi prima y la saco de ahí. Llamo a un taxi y la llevo a casa de una de mis amigas. No puedo llevarla a casa así. Cuando ella despierta se ve de la mierda. —No vuelvas a ponerte así en peligro. Podría haberte violado si no lo detenía. —Lo tengo. —Espeta levantándose de la cama y tomando sus ropas. —¿Cómo que lo tienes? ¿Al menos sabes en qué peligro te has puesto? ¿esto haces todas las noches que sales a tomar? ¿te embriagas hasta perder la conciencia y dejar que otros hombres abusen de ti? ¿al menos recuerdas lo que pasó anoche y quién era el hombre con el que estabas? —Eso no importa. —Sí que importa. Es tu vida la que estás poniendo en riesgo. ¿No lo entiendes? Pone los ojos en blanco. —Mi vida no es tan importante como la tuya. Eso me enoja. —Que me tengas envidia no entra en juego ahorita. Estamos hablando de tu vida y como las estas echando al juego. Dejas que hagan con tu cuerpo lo que quieran. —Tú lo has dicho, es mi cuerpo hago lo que quiero con él. No te incumbe mi vida social. —Toma sus zapatillas y antes de irse me mira con los ojos manchados de rímel. —Me funciona de algo ir a perderme en los clubs, y eso tu no lo ves. No tengo por qué decírtelo, así que deja que haga con mi vida un papalote que yo no te sermoneo cuando te vas a los antros fuera de la ciudad a tener sexo con Ronnin para que su novia no se entere. Dicho esto, se va. Ella tenía razón, no soy una santa. Es su vida y puede hacer lo que quiera con ella. Cuando llego a casa, encuentro a mi padre en una llamada. —Disculpen las molestias y gracias. Yo hablaré con ella. —¿Sucede algo? —Es de la universidad de tu prima. Parece que ha dejado de asistir a sus clases por un mes, si sigue así podría perder el semestre. —Se ve cansado y ansioso. —¿Por qué te han llamado a ti y no a mis tíos? —se pasa la mano por el cabello. —Ellos no atienden las llamadas que les han estado haciendo de la universidad, así que han llamado a mí en su lugar, estoy en sus contactos de emergencia. —Ya veo. ¿Está pasando algo que no sepa? —Todo está bien. Solo hablaré con tu prima y se resolverá. No me convencen sus palabras. Pienso en contarle lo del club de anoche, pero eso significaría traicionarla y ella le contaría acerca de Ronnin y de mí. Elijo no meterme en su vida como ella me lo pidió. —Entonces ¿vemos una película? —Sí, pequeña. —Sonríe, relajándose con mi invitación. ***
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR