Chris Maldije en voz baja a Ethan y alcé la mano, buscando el celular. —¿A-Aló, pedazo de…? —¡Chris, hola! —saludó, la animada voz de mi mejor amigo. De fondo se oía la dulce risa de Natalie—. ¿Te despertamos? —Serás cabrón, Wells —repliqué molesto—. Sabes perfectamente que los sábados duermo hasta tarde. —Oh, lo siento. Nos levantamos temprano hoy. Quedamos algo cansados por el viaje y apenas llegamos al hotel, caímos muertos. —¿No habrán quedado cansados por hacer otra cosa? —pregunté con burla. —Y-Ya cállate… —¡Lo sabía! —grité, más emocionado—. Ya me extrañaba que hubieras decidido cancelar uno de los dos penthouse del hotel que reservaron. —¡Shhh! Si se enteran de eso, harán preguntas… —Ya cálmate loco, el padre de Natalie no tiene los teléfonos intervenidos. ¿Cómo es Alema