Ethan Desperté, aunque no abrí los ojos. Es que pude sentir como, poco a poco, alguien comenzaba a gatear sobre mi cama, directamente hacia mí. Sonreí feliz, al comprender que se trataba de Natalie, que nuevamente se levantaba temprano para pasar tiempo conmigo. No pude evitar estirarme, aún bajo las frazadas, para despertar un poco más y salir del sueño. Recordé el agradable tiempo juntos que habíamos pasado ambos en nuestras vacaciones sin nadie más para interrumpirnos o que nos obligara a fingir ser los parientes que en verdad éramos. Habíamos podido salir a la calle tomados de la mano y besarnos en público sin problema, como una pareja de verdad. Verdaderamente, de sólo recordarlo, sentía que mi día mejoraba por completo. Ese día, mi turno comenzaba a las ocho de la mañana en la