El baile fue divertido y emocionante. Hubo una cena deliciosa para cada uno de nosotros.
Luego de eso llegó la fiesta, con bandas propias, y el bar al aire libre, no dudé en visitarlo, aunque luego tuve que resignarme a que Natalie tirara de mí a la pista de baile la gran parte de la noche.
Finalmente, luego de varias horas y para cerrar, hubo varios discursos que emocionaron a más de algún estudiante, acerca del fin de curso y el futuro.
De vuelta a casa, me recosté en la limusina agotado, adolorido y feliz.
Me sentía satisfecho, sobre todo porque en todo el tiempo que había estado junto a Natalie, nadie nos había dirigido una mirada de rareza. Volteé a verla, deseando tomar su mano cuando noté su rostro con una mezcla entre tristeza y decepción.
Supe que algo iba mal, así que le
