Con el paso de los días, me di cuenta de que Ethan sólo conseguía verse aún más idiota. —Lo siento tanto —suplicó, mientras ayudaba a Natalie a ponerse de pie—. Oh, Naty, perdóname, por favor. Nancy llevaba varios días molestándolo y jugándole varias bromas pesadas, al punto de que se había convertido en una real molestia. Como venganza, había intentado jugarle una broma —algo en lo que se estaba quedando algo oxidado–, atando un pequeño cordel en el pasillo, para que ella tropezara al momento de entrar al comedor. Contrario a lo esperado, la situación no había salido como se suponía que fuese pues, o Nancy era bruja y había visto venir la broma; o simplemente, tenía una apestosa mala suerte. Porque la que había terminado cayendo con el cordel, había sido Natalie. —Estoy bien —afir