La cena que me trajo Nathan está deliciosa, parece que aquí todos tienen el don de cocinar de manera increíble. Termino y vuelvo a acomodarme en la cama, en eso Nathan sale del baño con un pantalón de pijama y el torso desnudo. —¿Te gustó la cena? —Sí, gracias, todo estaba delicioso —contesto. —Cierto, lo estaba —confirma con una sonrisa coqueta. —¿Estás bien? —le pregunto. —El agua fría ayuda, porque ayuda —responde y camina a la salida. —No te vayas —le pido antes de que abra la puerta—. Quédate conmigo. Me mira y asiente, apaga la luz y se acomoda a mi lado en la cama, me abraza atrayéndome a su pecho. —Necesito distraerme hablando o no podré aguantar teniéndote a mi lado. —¿Por qué quieres que sea especial? —lo interrogo. —Porque es lo que te mereces y quiero que sea in