Regresamos al rancho después de unas horas, ya que a Ian se le antojaba un helado y pasamos a comprarlo. Mitchell me contó su hermosa historia de amor y lo mucho que sufrió cuando falleció su esposo. Él era policía en Houston y perdió la vida en un asalto cuando Ian tenía dos años. Dice que le costó mucho recuperarse, pero que sus padres y Nathan la han apoyado en todo momento. —¿Dónde está Nath? —le pregunta Mitchell a su madre al regresar. —Aquí estoy, estaba ocupado poniéndoles agua a los caballos —dice entrando a la cocina. —Tío —corre Ian a sus brazos—. Fuimos por un helado. —¿Y dónde está el mío? —le pregunta. —Me lo comí —confiesa y se cubre la cara sonriendo. —Está bien, solo porqué te lo comiste tú, puedo perdonarlo. Ian lo abraza. —Ian ven a comer, aunque dudo que lo