Amber Boh. Aparentemente estamos fingiendo que no pasó nada anoche, o al menos que no nos afectó, aunque en realidad, si y bastante. En la mesa, ninguno de los dos hemos dicho nada desde que bajamos a desayunar, nos limitamos a un simple saludo como es nuestra costumbre y cada uno a lo suyo. Me cuesta mirarlo a los ojos, y por lo que noto, a él le pasa exactamente lo mismo y me siento abochornada de haber sido yo quien tomó la iniciativa de besarlo, aunque él no se negó y eso debe significar algo. Doy sorbos cortos a mi chocolatada y dejo que su dulzura acaricie mis papilas, mientras que él toma su café n***o leyendo su periódico. «Tan n***o como los trajes que suele usar» me recuerdo mentalmente y sonrío por inercia. —¿Pasó algo después de que me fui? —inquiere Marta mirando entr