Mark Wilson. —No estoy nervioso. —Mark, te creo —Fernando trata de colocar el boutonniere en la solapa de mi saco. —Lo juro, estoy bien —repito y él asiente con una sonrisa de lado. —¿Entonces por qué estas sudando de esa forma? Tus manos tiemblan, Mark. Trata de respirar o vas a desmayarte. No sirve de nada que repita miles de veces que estoy bien cuando ni siquiera puedo respirar con normalidad. Estoy hiperventilando desde que amaneció, nunca me había sentido en esa forma. —Toma este trago, te ayudará a relajarte. —No puedo tomar alcohol, hermano, ya lo sabes. —Por favor, Mark —se ríe. —Es Amber quien está embarazada, no tú. Tómalo, te hará sentirte mejor, estás al borde del colapso. Muerto no le servirás de esposo. Me apodero del vaso que me ofrece y lo tomo todo de una vez s