Alejandro se acercó a ella a paso lento, Sophia camino tras él. — Quita esa sonrisa. — le dijo Alejandro a su Nana en un tono lo bastante serio. — puedo ver que tratas de tranquilizarme... — soltó un suspiro extendido. — ¿Ahora vas a decirme que estás bien? — le pregunto mirándola a los ojos. Margarita evitó sus ojos oscuros, no podía mentirle tan descaradamente. — No debes preocuparte, hijo. Debes centrarte en tus planes a futuro. — volvió a mirarlo mientras hacía un gran esfuerzo por levantar su mano y tomar la de Alejandro. — tienes un hermoso hijo, y esta mujer que es todo lo que siempre quisiste... ¿No es así? — pregunto ella. Él negó rotundamente con la cabeza. — No. No se trata de mí, tú eres mi familia, aunque ahora tenga un hijo, y este comprometido con esa hermosa mujer... —